lunes, 28 de diciembre de 2009

¿Economía sostenible?

Está de moda lo de la sostenibilidad. Hasta la economía tiene que ser sostenible. Pretender implantar un nuevo modelo productivo a golpe de leyes es una chorrada como un piano, por eso el Gobierno ni lo ha intentado y la famosa Ley de Economía Sostenible se ha quedado en un conjunto de reformas de rango menor y de poco calado social. Lo han hecho porque realmente no había mucho más que pudieran hacer.

La sosteniblidad, entendiendo como tal un sistema económico que pueda perpetuarse en el tiempo, se consigue por acuerdo, no por decreto. Es imposible cambiar el modelo productivo sin un profundo cambio social y cultural a todos los niveles, desde las empresas a cada ciudadano.

 Sostenibilidad implica el uso racional de los recursos y la búsqueda del mínimo impacto ambiental en todas y cada una de nuestras actividades, no sólo en las que nos convienen a nosotros. Qué decir de las empresas, que si invierten en sostenibilidad es o bien porque no tienen más remedio o por pura estrategia de marketing.

Sin embargo, los gobiernos han permitido que sean las empresas las que se hayan apropiado del concepto de "sostenibilidad", al menos en los mensajes que el ciudadano recibe sobre el tema, que mayoritariamente corresponden al sector privado.

De todos modos, en una economía global es imposible implantar un sistema realmente sostenible sólo en un país. O cambiamos el modelo económico y suprimimos la especulación, que está en el origen de nuestro sistema económico vigente desde hace al menos dos siglos,  o cualquier reforma será un mero parche.

Por supuesto que el país necesita abandonar la cultura del ladrillo. Pero debajo de eso está algo mucho más arraigado: la cultura de la especulación. Y ésa, con ladrillo o sin él, seguirá existiendo mientras haya personas avariciosas que la alimenten. Realmente no se me ocurre ninguna forma de economía sostenible compatible con nuestro modo de vida. Hace falta un cambio profundo de los valores sociales ( y de los personales de cada uno) para que comprendamos la magnitud de la tarea que no tenemos más remedio que realizar si queremos seguir sobre la faz de la Tierra en 100 años. Y eso, con cosmética y marketing no se arregla.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Oportunidad perdida

Se ha armado la gorda, como era de esperar, con la ocurrencia de incluir en la futura ley de "economía sostenible" (que más bien debería llamarse "ley cajón de sastre para que parezca que hacemos algo") de la posibilidad de desactivar webs en las que se facilite el acceso a contenido protegido por derechos de autor sin la intervención de un juez.

El problema con la industria del entretenimiento y la información no es nuevo en realidad. Ha pasado algo similar en todos y cada uno de los sectores que han tenido que reconvertirse. Los empresarios no han sabido o no han querido hacerlo, y la solución fácil ha sido cerrar y mandar a la gente al paro. Me gustaría que quedara claro que  no soy de los que dicen que la cultura es gratuita y que los derechos de autor no existen. Creo que los autores tienen todo el derecho del mundo a cobrar por su trabajo, y a decidir cuánto y cómo quieren cobrar. Sin embargo, creo que las multinacionales discográficas y las grandes productoras audiovisuales les están utilizando para tratar de mantener un modelo de negocio que agoniza. ¿De verdad piensan que si consiguieran cerrar todas y cada una de las páginas de intercambio, descarga o streaming, los cines se iban a volver a llenar y los CDs volverían a venderse como churros? Quieren obligar a los usuarios a comprar un CD, meterlo en su ordenador, convertirlo a MP3 y luego cargárselo en su iPod porque se niegan a reconocer que ese sistema de distribución ya no es válido para la mayoría de la gente. Por supuesto que habrá gente que siga comprando CDs, igual que ahora hay todo un movimiento de recuperación de la edición en vinilo porque a muchos les gusta su particular sonoridad, pero no se puede remar contra corriente.

La cuestión es que la solución está inventada (véase Spotify, como uno de cientos de ejemplos), pero o los responsables de marketing de estas empresas son idiotas o están cagados de miedo de que en el proceso de reconversión su cabeza salga volando. Internet es un canal nuevo de comunicación que requiere adaptación. No es verdad que en Internet todo sea gratis, sino que proporciona al usuario la capacidad de elegir lo que quiere ver, leer o escuchar. Quizá eso suponga el final de los "discos" tal y como los conocemos, quizá las películas tengan que grabarse directamente en video digital, pero sea como sea tendrán que pasar por el aro, ya que es una demanda masiva de los consumidores. Por mucho que quieran, no podrán obligar a los consumidores a hacerlo de la manera que ellos quieran. Ésa es la revolución de internet: los responsables de marketing están tan acostumbrados a manipular a los consumidores como quieren que cuando un medio se les resiste, en lugar de adaptarse intentan pelear contra él. Que no se enteran.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Educación para la ciudadanía y diseño inteligente, o cómo colar la religión en las aulas.

Aunque es una polémica ya vieja y manoseada, viendo hoy un reportaje sobre la "teoría del diseño inteligente" me he puesto a pensare Es curioso cómo, con el paso del tiempo, la religión se va radicalizando en el fondo al tiempo que se moderniza en la envoltura. No deja de ser una paradoja que la separación entre la Iglesia y el Estado, hoy un paradigma de la libertad, tuviera su origen en grupos puritanos que buscaban alejarse de la que ellos consideraban corrupta iglesia oficial. Esa idea de "libertad para poder ser radical" cuajó en los países protestantes europeos y está en la raíz que dio origen a los Estados Unidos de América, fundados por sectas puritanas expulsadas de la anglicana Inglaterra por oponerse a la Iglesia creada por Enrique VIII que colocaba al rey como cabeza visible. Lo que en su día fue consagrado en la Primera Enmienda de la Constitución americana y se considera hoy paradigma de la libertad, fue en realidad una forma de defender a grupos radicales minoritarios.

Paradojas aparte, la polémica de los últimos años sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC), es sospechosamente parecida a la polémica de hace unos años (y que aún perdura) sobre la enseñanza del creacionismo (bajo el disfraz de la teoría pseudocientífica del "diseño intelgente") en la clase de ciencias de los colegios norteamericanos.

En el fondo, es el mismo esquema del que hablaba al principio se repite aquí: se reclama libertad para poder cercenar la libertad y colar de rondón, en nombre de la "libertad de conciencia" una serie de preceptos religiosos en las aulas. El "diseño inteligente", sostenido por un puñado de científicos disidentes ávidos de polémica para vender libros, va en contra de la gran mayoría de pruebas científicas que avalan la teoría de la evolución. El problema para los defensores del creacionismo no es que la evolución tenga lagunas, sino que no aceptan que el hombre sea fruto de la evolución, dado que la Biblia afirma que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Partir de un precepto religioso, de una palabra "revelada" cuya comprensión sólo es posible a través de la fe, no puede considerarse científico en modo alguno. Despreciar las pruebas empíricas porque "no cuadran" con la verdad revelada, por muy disfrazado de ciencia que venga, va contra los fundamentos del propio método científico.

Lo mismo sucede con EpC. Si leemos el temario de la asignatura, todavía nos asomobrará más que la enseñanza de preceptos básicos de la constitución y el funcionamiento de las leyes, junto con principios básicos de interacción en sociedad como la solidaridad, la tolerancia y el respeto a los demás, puedan ofender los principios morales de nadie. Pero la religión  no es la portavoz de la moral universal, sino de una moral particular y revelada por Dios.Con pretensiones universales, eso sí.

 EpC se basa, simplemente, en las leyes aprobadas por el Parlamento para enseñar lo que está bien y lo que está mal, dado que esa es la única moral común que puede aplicarse. El problema es que la religión católica no acepta la moralidad de leyes como la del aborto o el matrimonio gay. Son esos dos puntos los que tanto rechazo generan entre los radicales cristianos. La cuestión es que, les guste o no, son preceptos legales, y los niños cuando crezcan tendrán que convivir con esas leyes. Como hay padres que no lo aceptan, no dudan en envolverse en la bandera de la libertad de conciencia para condenar esa asignatura por "invadir el ámbito educativo de las familias". Siguiendo el mismo razonamiento, los mafiosos podrían demandar al Estado por enseñar en las escuelas que robar, asesinar y extorsionar está mal. Es decir, esos padres tan cristianos quieren ser libres para enseñarles a sus hijos que algunas leyes están mal ( de lo que se deduce que no deben cumplirse). Por supuesto, al mismo tiempo defienden que la religión católica siga siendo una asignatura (optativa, pero asignatura) en los planes de estudios en la enseñanza pública. ¿Acaso no es la enseñanza de la religión algo que también pertenece "al ámbito educativo de las familias"?

En ambos casos, creacionismo y EpC, son los motivos religiosos subyacentes los que originan toda la polémica y las demandas judiciales. El puritanismo vuelve por sus fueros: apelan a la libertad, ésa que ellos no practican dentro de sus grupos porque a Dios no se le puede discutir ni interpretar, como un elemento para defender su radicalismo. Eso sí, cuando ellos estaban en el gobierno, no les tembló el pulso para aplastar y prohibir cualquier otra moral que no fuera la suya. Libertad sí, pero no por mi casa.

Como parece que es una batalla que tienen perdida, ahora contraatacan con el tema de la retirada de los crucifijos de las aulas, con el argumento de que "no molestan a nadie". ¿No es molesto y negativo para los niños que sus aulas estén presididas por una figura humana moribunda, ensangrentada y horriblemente torturada clavada a una cruz? A mí, personalmente, era una imagen que siempre me dio miedo de pequeño. Cuando mi marido y nos quedamos a dormir en casa de mi madre ella nos cede su cama de matrimonio, presidida por un crucifijo bastante grande. Aún hoy me parece terrorífico que lo primero que ves al despertarte es una cara ensangrentada, colgando de una cruz colgada de la pared y que mira hacia abajo. Decimos que las imágenes violentas no son buenas para los niños, pero parece que las imágenes religiosas están a salvo de todas las leyes y todos los preceptos que no sean los suyos propios.

jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Estrategia?

Todos tenemos personas a las que admiramos. Bien sea por su carácter, por su claridad de ideas, por los logros que consiguen, todos tenemos referentes a los que nos gustaría parecernos. Decimos (y con razón) de ellos que son personas que saben lo que quieren, que conocen su lugar en el mundo, que tienen ambiciones y objetivos y pelean por conseguirlos y que no se dejan aplastar por las adversidades. Personas, en definitiva, capaces de hacer avanzar la sociedad en la que viven.

 Algunos adorarán a Jesucristo y le llamarán Dios, otros venerarán a Isaac Newton o a Albert Einstein, o a Gandhi o a Bill Gates... hay cientos, miles de referentes. Incluso les erigimos estatuas, celebramos fiestas en su memoria y animamos a nuestros hijos a imitarles.

Hagamos un ejercicio mental: Cambiemos en el primer párrafo anterior la palabra "personas" por "empresas". No cambia mucho, ¿verdad?. Sólo que ya es más difícil citar varios modelos a imitar. Vale. Hagamos ahora el cambio por "países"...¿Se nos ocurre algún nombre? Uno, dos a lo sumo.

Si tenemos claro lo que resulta admirable de una persona y la convierte en referente, ¿por qué nos cuesta tanto hacer lo mismo cuando en lugar de un único individuo pensamos en una colectividad?

Admiramos a las personas que desarrollan una estrategia. Tener objetivos claros no es más que eso. La capacidad de pensar a medio y largo plazo y de perseguir un ideal, de moverse según una escala de valores. El problema viene cuando pasamos del individuo a lo colectivo. Entonces hay que llegar a acuerdos, buscar puntos en común y objetivos comunes. Sin embargo, ¿no existe ni un sólo objetivo colectivo que tengamos en común, como empresa o como sociedad? ¿No nos enfrentamos, en ambos casos, a retos y desafíos trascendentales? ¿Por qué no somos capaces de pensar colectivamente ni siquiera a medio plazo?

El valor fundamental de la sociedad "occidental" es la especulación. Pensamos a corto plazo. Soñamos, como colectivo, a corto plazo. Ningún líder, ni empresarial ni político, se atreve a plantear objetivos a más allá de 5 o como mucho 10 años vista. Eso no es suficiente cuando vamos a necesitar más tiempo para resolver problemas graves como la desigualdad entre ricos y pobres. Ni siquiera la posibilidad creciente de que estemos cambiando nuestro planeta irreversiblemente y para peor nos moviliza. Al contrario, las acciones que emprendemos para afrontar el problema son también, de algún modo, especulativas. Creemos que con cambiar las bombillas por otras de bajo consumo y usar bolsas reutilizables para hacer la compra ya hacemos  algo. Sin duda es una contribución, pero no es suficiente. Nos enfrentamos al reto trascendental de decidir qué tipo de mundo queremos legar a nuestros hijos y nuestros nietos, y sin embargo no somos capaces de tomar decisiones. Los políticos porque son incapaces de pensar más allá de las próximas elecciones. Los empresarios porque son incapaces de pensar más allá del año que viene (y eso en el mejor de los casos).

¿Hay lugar para la esperanza, o dejaremos que la civilización que hemos construido se marchite por nuestra miopía social?

Yo creo que sí hay esperanzas de cambio, pero desde luego ese cambio será de abajo arriba, y no al revés. Tendremos que ser nosotros los que impulsemos los cambios. Internet es una poderosísima herramienta para ello. Por primera vez en la historia hay un medio global de comunicación persona a persona, sin filtros, y lo que es más importante, que escapa de las censuras y el control político. Por supuesto, están intentando vendernos que Internet es el reino del corto plazo y la inmediatez, pero también podemos usarlo para que se extienda la conciencia colectiva sobre lo que tenemos que hacer hoy, y de forma urgente, para que exista un mañana digno de ser llamado como tal.

Podemos poner nuestros valores en común. Podemos marcarnos objetivos y asegurarnos de que se cumplen. Podemos cambiar las cosas, todavía. La semilla está plantada, sólo hay que regarla.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Democracia 2.0

Cada día nos desayunamos con un nuevo escándalo de corrupción política. La burbuja inmobiliaria y la consiguiente facilidad para "crear" dinero a partir de la nada con unas cuantas recalificaciones de terrenos, el abuso de poder, el acceso a la política de personas que no tienen ninguna intención de servir a nadie más que a sí mismos o a sus amiguetes son algunas de las causas que están detrás de todo esto. Sin embargo, no pretendo hacer aquí un análisis de las causas, sino de las devastadoras consecuencias de la corrupción política.

La principal y más grave de estas consecuencias es el desencanto de los ciudadanos por la política. Hablar de política se considera "un coñazo" para mucha gente, y la frase "todos los polìticos son iguales" es la norma habitual con la que nos referimos a este tema. Al final la gente ha cambiado sus motivaciones de voto, cosa asumida por los propios partidos, que nos venden una imagen "presidencialista" de los candidatos para que votemos a una persona y no a un programa o unas siglas. La gente ya no vota por ideología, sino por miedo, porque tal o cual candidato me cae mejor o utilizando los argumentos (casi siempre falaces) que los entramados político-mediáticos nos sirven como ideología de usar y tirar. ¿Quién se acuerda de las promesas o de las acusaciones de unos y otros hace un año?

Recuerdo la época en la que el debate sobre el estado de la nación era un verdadero acontecimiento público seguido en directo por TV o por radio por millones de personas. Hoy para lo único que nos interesa es para saber quién ha ganado,  como si el objetivo de dicho debate fuera derrotar al adversario y no explicarnos, tanto gobierno como oposición, lo que piensan hacer en los próximos 12 meses.

Como resultado, la política se ha convertido en carnaza para los hooligans. Si escuchamos el discurso de los dos principales partidos, vemos que son calcaditos: para ambos el partido adversario es un nido de corrupción, falsedad, mentiras, planes secretos y conspiraciones para acumular más poder. No hay un sólo día en que el portavoz del PSOE no acuse a alguien del PP de mentir, y viceversa, hasta el punto (yo creo que buscado y premeditado) de que ya no somos capaces de discernir cuándo nos dicen la verdad y cuándo nos mienten.

Yo creo que ya está bien. Ya vale de seguir con un sistema político y electoral del siglo XIX. Ya vale de darles carta blanca a los gobiernos cada 4 años para que hagan o deshagan como quieran. Hay recursos tecnológicos suficientes para que el sistema cambie y adjudique más capacidad de participación y decisión en los grandes temas al pueblo para el que supuestamente se está gobernando. Todos esos conflictos que ocupan páginas y páginas de información sobre la ley del aborto, los presupuestos del Estado, la renovación del Tribunal Constitucional y otros muchos, ¿no se resolverían si nos dieran la palabra? Si podemos presentar la declaración de la renta o realizar transferencias bancarias por internet, ¿por qué no podemos votar también? Y ya puestos, no veo por qué no podría hacerse con más frecuencia, hacernos participar a todos en las decisiones. No hablo de gobernar a golpe de encuesta, sino de articular un sistema seguro y que garantice el acceso universal, confidencial y seguro a mecanismos de votación que nos permitan decidir en qué queremos que se hagan grandes inversiones, tanto en nuestra ciudad como en la comunidad autónoma o el estado. Ya que los políticos han demostrado que el poder corrompe a cualquiera, quitémosles parte de ese poder convirtiéndoles en gestores de las decisiones del día a día, pero obligándoles a tomar decisiones teniendo en cuenta, de verdad, la opinión de los votantes. Hay medios de sobra, pero dudo que haya la más mínima voluntad política de hacerlo.

martes, 20 de octubre de 2009

La monja conspiranoica

Ya está. Ya se ha descubierto el pastel. Y ha sido, ni más ni menos, que una monja. En estos días corre como la pólvora por internet un vídeo de Teresa Forcades, monja de un monasterio catalán y doctora en medicina. En este vídeo aparece esta señora con su hábito de monja contándonos la conspiración mundial que se ha montado entre las mutlinacionales farmacéuticas, la OMS, la ONU y los gobiernos para que las susodichas multinacionales se forren a cuenta de la gripe A. De paso, la monja deja caer, en medio de un larguísimo discurso, insinuaciones sobre cosas como que la vacuna de la gripe que se va a distribuir es potencialmente mortal, que la pandemia de gripe A no es tal sino que ha sido más o menos "inventada" y, leyendo un poco entre líneas, se desliza el mensaje de que el propio virus de la gripe A puede haber sido "liberado" por los laboratorios  (esto no lo dice abiertamente, pero en varios momentos lo deja entrever) aludiendo a que hay muchas "casualidades" que a ella le parecen muy raras. Por si fuera poco, nos alerta sobre una supuesta campaña masiva de vacunación obligatoria de toda la población.

Como el caldo de cultivo del miedo, gracias a la histeria colectiva y al sensacionalismo de los medios de comunicación entre otras cosas, ya estaba preparado, el vídeo de la monja de marras ha encontrado justo lo que buscaba: publicidad.

Es curioso cómo tenemos un profundo espíritu crítico con todas las afirmaciones que provienen de fuentes "oficiales", pero cuando viene alguien que de forma supuestamente desinteresada hace gravísimas afirmaciones, nos lo creemos a pie juntillas y sin contrastar sus afirmaciones con otros técnicos o expertos en el tema. Como siempre, nos resulta más fácil creer una supuesta conspiración universal de los gobiernos y las compañías farmacéuticas que paradójicamente se ha mantenido oculta a los ojos de los millones de profesionales sanitarios, médicos de los hospitales, trabajadores de las compañías, laboratorios de investigación de universidades... ¡y que ha sido desenmascarada por una monja, basándose en las informaciones de una reportera austríaca!

Cada uno es libre de opinar lo que quiera. No seré yo quien defienda la ética de los ejecutivos de las farmacéuticas, que evidentemente buscan maximizar sus beneficios como cualquier otra compañía. Pero me niego a no decir algo en favor de la ética de los científicos que están detrás del descubrimiento de la nueva cepa del virus y de la necesidad de sistemas de alerta mundial. Fue gracias a la OMS y a su rápida intervención presionando al gobierno chino y a los países del sureste asiático que la epidemia de gripe aviar H5N1 no se convirtió en una pandemia de consecuencias impredecibles. Es gracias a la OMS y a sus sistemas de alerta que brotes de virus tan mortales como el Ébola no se extienden mucho más. Es gracias a los investigadores de los laboratorios de todo el mundo que hemos sido capaces de identificar al nuevo virus de la gripe A en un tiempo récord. Lo que luego hagan los políticos y los ejecutivos de las farmacéuticas a la hora de comercializar esos avances es otra cuestión, pero antes de creernos todo lo que nos digan habría que verificar las fuentes y contrastar las opiniones con las de otros expertos.

Lo de la monja sería meramente anecdótico si no se hubiera convertido en una epidemia por las redes sociales de internet. En los últimos 15 días, justo cuando estaba en casa con la gripe, probablemente A (sí, y estoy vivo) he recibido el susodicho vídeo al menos 20 veces. Mucha gente se lo ha creído a pie juntillas, pero el vídeo tiene cierto tufillo de manipulación interesada. Me explico:

- Creemos lo que dice la monja porque utiliza argumentos científicos que son díficiles de contrastar para un no experto y es doctora en medicina. Además, ella misma dice que hizo la especialidad en Estados Unidos. Todo pensado para reforzar su "autoridad" científica en la materia.

-Creemos lo que dice la monja porque es monja. Da igual que no estemos de acuerdo con la iglesia católica. Las monjas (a diferencia de los curas) tienen un plus de "bondad" en el imaginario colectivo. ¿Cómo nos iba a mentir una monja?.

¿Qué gana la monja con esto? Publicidad. Para ella, a la que seguro habrán invitado a más de un programa de TV, y para su monasterio, que probablemente habrá visto sustancialmente incrementadas las donaciones que recibe. Marketing viral: anunciar un producto hablando de otra cosa que sabemos que va a pasar de boca a oreja. Ah! y de rebote la iglesia se frota las manos al ver reforzada su imagen de guardiana del bienestar de su rebaño.

En fin, que hay razones de sobra para, por lo menos, buscar más fuentes de información antes de decidir si vais a vacunar a vuestros hijos o no. Yo, desde luego, creo que el mejor consejo es el del pediatra o médico de confianza, por encima de lo que diga una avalancha de monjas, querubines y serafines.

martes, 15 de septiembre de 2009

Al pie de la letra.

Somos seres religiosos, en el fondo. Nos gusta hacer profesión de fe a la primera oportunidad que se nos presenta. El mercado, las empresas, la comunicación son nuestros nuevos dioses. "No hay más Dios que la Web, y yo soy su profeta", claman todos los días desde los blogs cientos, miles, probablemente millones de sacerdotes de esta nueva religión en la que todos estamos metidos.
Estos nuevos profetas nuestros son casi igualitos que los profetas antiguos: cada dios tiene el suyo (o varios) que insiste en que él ha sido agraciado con la revelación divina y, por supuesto, el resto de profetas de otras religiones están equivocados.
¿Qué hacer ante semejante panorama? Si hacemos caso de lo que todos los gurús dicen que hay que hacer, no podríamos dedicarnos a otra cosa. Hay decálogos y listas de reglas para todo: "Las 22 reglas inmutables (toma ya!) del marketing", "Los 10 pasos para alcanzar el éxito en la empresa", "Decálogo de la innovación", "14 pasos para ser alguien en la Web".... Además, como no coinciden en todo, uno no sabe bien a qué carta quedarse.
Como siempre, interpretar como verdades inmutables las opiniones de un experto es algo que, probablemente, ni el propio experto que las escribió pretendía. Uno hace una lista o decálogo a modo de resumen de una manera de pensar o de enfocar los negocios o la comunicación, con toda la buena voluntad del mundo... y en pocos meses se encuentra, si esas ideas cuajan, con que tiene una legión de seguidores que se dedican a eso, seguir al pie de la letra, casi palabra por palabra, lo que creen que es una infalible receta de éxito. Es algo tan absurdo como pretender vivir como Don Quijote, creer que lo que dice el Génesis es literalmente cierto y no una metáfora o, tras leer Moby Dick, enrolarnos en un ballenero.
¿Significa eso que no hay que hacerles caso? Tampoco, ni mucho menos. Si creemos que hay sabiduría en algo que leemos, sea un blog, un manual de marketing o Moby Dick (que sería un enorme manual de habilidades directivas, por cierto), lo que debemos hacer en lugar de lanzarnos alegremente a seguir los pasos del profeta, es reflexionar. Pensar, vamos. Parece que en esta cultura global del "dámelo hecho, dámelo ahora y mañana dame otro" queremos dedicarnos a consumir pensamientos precocinados. El buen cocinero no es el que se compra un libro de recetas y sigue milimétricamente las instrucciones aunque no haya cocinado nunca antes. Ese camino lleva directamente al fracaso (y a la llamada a Telepizza) y lo que es peor, a la desilusión. A cocinar se aprende friendo huevos y cociendo patatas, y a partir de ahí se desarrolla la intuición que permite entender una receta e interpretarla según nuestro gusto o experiencia. Lo mismo sucede con los manuales de la web 2.0. o el e-marketing. Aprendamos primero los pasos básicos de la comunicación a secas, del marketing a secas, de la gestión y el liderazgo, desarrollemos la intuición y usemos los manuales para enriquecernos, no para convertirnos en talibanes.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Es la innovación, estúpido!

Llevamos tanto tiempo oyendo discursos sobre innovación y la tan cacareada I+D+i que hemos acabado acostumbrándonos al mensaje de "hay que innovar" y todos, tanto empresarios como empleados, hemos desarrollado nuestro abanico de excusas para no hacerlo. Pensamos que la innovación es cara, que debe ser "subvencionada" por el Estado, que sólo está al alcance de unos pocos o que es cosa de investigadores de bata blanca, y nada más lejos de la realidad.
Por supuesto, una de las fuentes, y muy importante, de innovación es la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Sin embargo eso nos lleva a pensar que la innovación sólo es posible en sectores de rápido crecimiento y en segmentos del mercado relativamente "nuevos", como internet o las telecomunicaciones. El paradigma de la innovación es Google, aunque tendemos a pensar que ese comportamiento "extraño" y algo alocado de esta empresa se debe a que se mueve en un sector que crece de forma exponencial, con lo que el crecimiento meteórico de sus ingresos les hace posible permitirse lujos que una empresa "normal" no puede ni siquiera soñar.
En realidad, la innovación es una forma de hacer negocios, y es realmente ahí donde están las claves del éxito de Google:
1. La innovación sólo es posible si se convierte en la parte más importante de la cultura de la empresa. Todos los empleados tienen cerebro, son personas inteligentes y por tanto creativas, y es responsabilidad de la empresa y de ellos mismos desarrollar su creatividad dentro de la empresa.
2. Para que haya innovación deben darse unas condiciones que la permitan. Empezando por las condiciones de trabajo, el hacer del trabajo una experiencia divertida para los empleados, el permitirles tomarse los descansos que necesiten, relajarse, el proporcionarles comida de alta calidad gratis para que no tengan que irse a comer a cualquier parte... Todo ello requiere una inversiòn, pero como Google (y otras empresas que han seguido su camino) ha demostrado, es una inversión que se recupera con creces en muy poco tiempo.
3. La innovación es un acto creativo, casi "artístico" y como tal no puede estar "dirigido". Si proporcionamos a una persona los medios, herramientas y la libertad para desarrollar su creatividad en beneficio de la empresa (y le hacemos partícipe de ese beneficio) lo raro es que la innovación NO se produzca.
4. La innovación significa romper las estructuras jerárquicas tradicionales, apostar por la autosuperación y la generación espontánea de equipos de trabajo que desarrollan proyectos innovadores sin cortapisas, organizando sus propios equipos en función de sus afinidades personales y las necesidades del propio proyecto. En este sentido, la innovación surge de la cooperación de igual a igual y no de la imposición jerárquica.
5. El papel de los directivos en una empresa con cultura de innovación es canalizar esos proyectos hacia el mercado, evaluar su potencial de rentabilidad y dar el visto bueno a los que superen esa evaluación. Eso implica un cambio radical en la forma de pensar de los directivos, que pasan de ser líderes por imposición jerárquica a ser coordinadores y organizadores por las propias necesidades de los proyectos.
6. Los departamentos de I+D+i son caros, difíciles de mantener para una pequeña empresa y no aseguran el éxito de sus iniciativas. Resultado: Que investiguen otros y yo ya me subiré al carro si me interesa. Esa filosofía llega a las empresas a llegar tarde o sencillamente a rechazar la innovación como poco viable. Pero ¿es posible innovar sin departamentos de I+D+i? No sólo es posible, sino mucho más eficaz, como Google ha demostrado.
Con todo esto, ¿por qué Google no se ha convertido en el modelo de organización a imitar? Siendo la empresa que más ha crecido en el mundo en los últimos 10 años, ¿por qué no hay una legión de seguidores? Muy sencillo: Google no sigue un modelo de "escuela de negocios". ¿Gimnasios en el trabajo? ¿Libertad de horarios? ¿Dedicar un día a la semana a desarrollar el proyecto que más te guste, sea de lo que sea? ¿Oficinas decoradas con colores vivos en las que uno puede levantarse de la pantalla del ordenador e irse a jugar al billar o al futbolín, o simplemente echarse una siesta? Es decir, ¿que el trabajo no suponga un esfuerzo duro sino una satisfacción y realización personal? Demasiado para mentalidades cuadriculadas, formadas en sistemas rígidos de organización y con esquemas de los años 60 (esto es literal, en las escuelas de marketing se siguen enseñando metodologías de hace 40 años). Mientras tanto, Google engorda y engorda y sus empleados y sus accionistas son los más satisfechos del mundo. ¿Aprenderemos alguna vez?

domingo, 2 de agosto de 2009

Lobbies

Un lobby (del inglés "entrada", "salón de espera") es un grupo de personas que intentan influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de determinados intereses. (Fuente: Wikipedia)
El comportamiento de los lobbies suele buscar la influencia a través del poder económico o político. Para ello, nada mejor que colocar en dichas esferas de poder a personas que sean proclives a las ideologías o sectores a los que se quiere beneficiar e incluso facilitando el acceso a otras personas una vez dentro. Es decir, los miembros de los grupos de presión, una vez han accedido al poder, facilitan la entrada en esos círculos de otros miembros con la intención de perpetuar su capacidad de influencia.
Suelto todo este rollo porque estoy un poco harto de oír hablar del presunto "lobby gay" por parte, precisamente, de los que más acostumbran a comportarse de este modo: la gente de derechas con poder económico y/o político (suele ser ambas cosas). ¿Cree el ladrón que son todos de su condición?
Desde siempre la ortodoxia ultracatólica y derechista ha intentado aumentar sus cuotas de poder. Así se comporta el Opus o los legionarios de Cristo: una vez han colocado a uno de ellos en el poder, lo utilizan para facilitar el acceso a otros miembros de su grupo. No hay ningún gobierno de derechas en este país, ni autonómico, ni local, ni nacional, que no cuente con miembros o simpatizantes declarados de uno de estos grupos entre sus miembros. Además, el PP defiende sus intereses a sangre y fuego, unas veces abiertamente y otras de forma más solapada (que yo sepa, el recurso de inconstitucionalidad contra los matrimonios gays sigue en pie y pendiente de resolución).
Lo más risible de todo son los supuestos "cabecillas" del lobby gay según estas cabezas pensantes de la derecha: Pedro Zerolo, Jesús Vázque, Boris Izaguirre.... Vamos, los que salen en la tele, que no dejan de ser personajes mediáticos más o menos caricaturescos o, como el caso de Zerolo, ex-activistas gays que se han pasado a la política por un plato de lentejas. Tremendo lobby! ¿Qué extraño poder tenemos los gays para tener "amordazada" a la sociedad?

lunes, 25 de mayo de 2009

Perspectivas (II) ¿Crisis? ¿What crisis?

La puñetera crisis es una de las patrañas más grandes que nos han colado a todos en los últimos 50 años. No es que no exista (no soy tonto y no se puede negar la evidencia) sino que los  que mandan, la casta dominante, que es la élite económico-política (lo escribo así porque cada vez es más difícil distinguirlos) nos está dando gato por liebre.
Veamos:
Nos han venido la moto de la "inevitabilidad" de las crisis en una economía de mercado, que todo es cíclico, que el sistema se autorregula, etc. Y somos tan, tan burros, que nos lo hemos creído. Vale que es difícil no creérselo cuando los que pagamos la crisis somos siempre los mismos. Pero este crisis tiene unos responsables claros que se han apresurado a montar una cortina de humo para irse de rositas y estafarnos en nuestras propias narices. 
Para empezar, deberíamos dejar de hacer caso a los analistas económicos. Poco antes de que empezara la movida abundaban los reportajes en prensa sobre el "milagro irlandés" y el "paraíso de Islandia", el lugar en el que mejor se vivía de la Tierra y en el que la gente era más feliz. Ahora los dos modelos económicos se han venido estrepitosamente abajo. ¿Dónde están metidos los gurús que nos incitaban a los demás países a seguir su ejemplo? Sorprendentemente siguen ahí, haciendo predicciones nuevas y recibiendo la misma atención mediática que antes. Por un lado todo el mundo, a toro pasado, sabía que iba a desencadenarse una crisis, pero nadie ha sido capaz de prever cuando, ni siquiera los poderosos gabinetes de estudios de los grandes bancos o las grandes corporaciones. Pero, sorprendentemente, ¡seguimos haciéndoles caso!
El problema es que, a cambio de beneficios materiales que tenían poco de real y mucho de virtual, hemos dejado que el zorro se haga cargo del gallinero. La crisis tiene responsables con nombres y apellidos, tanto en España como a nivel internacional. Los directivos de las grandes empresas, las agencias de valores y los grandes bancos, con su política de maximizar los beneficios rápidamente por un afán de lucro personal (tienen que cobrar sus bonus para pagarse el desenfrenado tren de vida que llevan) son los responsables directos de la situación. Sus decisiones erróneas, conscientes o no, nos han llevado a una situación límite. Sin embargo, las protestas sociales han sido casi testimoniales. Ni huelga general, ni manifestaciones... nada. La sociedad está anestesiada por las dosis de preocupación que esta misma gente se encarga de inocular en el sistema. Ni las leyes, ni las más elementales normas de gestión empresarial (gestión, no especulación) rigen para ellos. En el caso español, que es el que nos toca más cerca, los promoters inmobiliarios, esa gente que convertía en oro todo lo que tocaba, se apoderaron del sistema económico mientras nosotros nos hipotecábamos alegremente, animados por esa élite que nos prometía un negocio redondo y que además, vía bancos, nos proporcionaba una fuente ilimitada de financiación.
Nada fue un obstáculo para ellos. Contaminaron hasta la náusea a toda la clase política hasta que ya no es posible distinguir entre políticos y especuladores. ¿Estudias o promueves? parecía ser la pregunta de moda en determinadas clases sociales. Se cambiaron las leyes para "liberalizar el mercado" y los precios se dispararon. Y nosotros, a comprar como locos. Muchos paisajes que durante siglos se habían mantenido más op menos igual han sido destruidos irremediablemente, y además siguiendo el modelo menos sostenible de todos. Estos generadores de dinero virtual eran capaces de ganar millones de euros sin invertir NADA. Los bancos les prestaron toda la ayuda que necesitaron, olfateando el negocio rápido y fácil. 
Hace muy poco leí en la prensa que los ejecutivos de las grandes inmobiliarias, que habían perdido su empleo por el 'crash' del sector (ay, qué penita me dan) están siendo contratados ahora para dirigir las divisiones inmobiliarias de las entidades bancarias, que se encuentran cargadas ahora de patrimonio inmobiliario del que se tienen que deshacer para conseguir liquidez. Es decir, los mismos perros se intercambian los collares alegremente. 
Si quedara un ápice de moralidad y sentido común en la casta dominante, toda esta gente sería defenestrada y apartada de las responsabilidades.Tanto las políticas como las económicas. Es lo lógico, en una empresa si lo haces mal te despiden. Pero a ellos no, a ellos les contratan en otro sitio con sus privilegios intactos o aun mejorados. 
Los ciudadanos hemos olvidado que somos nosotros quienes tenemos el poder, y que es con nuestro dinero con el que se juega. Pero esa inyección de dinero virtual parece haberse acabado, y quizá si despertamos de la anestesia nos demos cuenta de que nos están arrebatando de delante de nuestras narices la oportunidad de cambiar el modelo económico a niveles sostenibles.
Pero la pregunta es ¿Es necesaria una revolución social para que todo cambie? ¿Cuánto costará, en dinero y en vidas humanas, una situación de esa naturaleza? El explosivo está, desde luego, preparado, y la mecha (la tan cacareada web 2.0 y la información rápida en tiempo real) lista para ser encendida. ¿Cuándo saltará la chispa?

domingo, 17 de mayo de 2009

Perspectivas (I). Superpoblación

Hoy por fin voy a ser coherente (para variar) y escribir algo relacionado con el título de este blog. 
Hay una antigua maldición china que dice "Ojalá vivas tiempos interesantes". Los chinos lo tenían claro: Los tiempos interesantes son tiempos de cambio, de convulsión social, de caída de imperios y surgimiento de otros nuevos. 
¿Hacia dónde vamos? Creo que de aquí a 20-30 años el mundo no será muy similar al que conocemos. Rollos new age aparte, estamos en un cambio de era, y no está nada claro cómo van a ser los tiempos que se avecinan, pero como ser un visionario de salón es gratis, ahí van algunos posibles escenarios que se me ocurren, partiendo de algunas situaciones actuales.
1- La superpoblación. 
De seguir a este ritmo, en 2050 seremos 9.000 millones de personas, según la ONU. ¿Cuál es límite de la sostenibilidad? Según muchos expertos lo hemos rebasado hace mucho. La inmensa mayoría de esos 2.000 millones de personas más nacerán en países pobres que muy difícilmente podrán hacer frente a mayores incrementos de población. Más población significa más presión migratoria sobre los países desarrollados. ¿Qué haremos si el ritmo de inmigración se multiplica hasta niveles insostenibles? Blindar las fronteras no parece servir de mucho, a la vista de las estadísticas, y plantea a muchas personas serias cuestiones éticas y morales. Por un lado están los que apuestan por la regulación de la inmigración por la vía policial o militar, el blindaje de las fronteras y las deportaciones masivas, pero eso tiene un límite. Por otro lado, los que piensan que los inmigrantes son tan personas como cualquiera de nosotros y tenemos la obligación moral de compartir nuestra exagerada riqueza con ellos, pero eso también tiene un límite, como estamos viendo con la actual crisis. 
En cualquier caso, la superpoblación, el hambre y la inmigración son una bomba de relojería que puede acabar reventando nuestra burbuja de bienestar. Todo el mundo conoce las recetas: cooperación, desarrollo, tecnología, pero después de más de medio siglo de descolonización en África, no parece que las cosas hayan mejorado mucho, entre otras cosas porque la ayuda que les prestamos viene con cuentagotas. 
¿Qué pasará si no hacemos lo que debemos hacer? Que los gobiernos occidentales tendrán que enfrentarse a un serio problema migratorio. Ya hemos visto que la presión migratoria es un excelenta caldo de cultivo para el populismo y la intolerancia. En el peor de los casos, podemos ver la vuelta de campos de internamiento, y políticas de control social. Algunos posibles escenarios que se me ocurren:
- Blindaje militar de las fronteras, que supondrá una serie de consecuencias políticas como el control de la información que llega a los ciudadanos (habrá que cometer excesos que no conviene que la gente sepa), acallar las voces discordantes como "antipatrióticas" y un claro deterioro democrático y social. Algo similar a Berlín, años 30. No olvidemos que Hitler ganó unas elecciones, lo que aprovechó para pegarle fuego al parlamento y abolir el estado democrático. 
- Vuelta a la administración colonial, obviamente por la vía de la fuerza. Imposición de estrictas medidas de control de natalidad en esos países, que usaremos como "graneros", tanto de alimentos como de mano de obra para los países desarrollados. 
-Acción coordinada de todos los países desarrollados para ayudar realmente a desarrollarse al Tercer Mundo. Hasta ahora no se ha producido, y además ¿soportará el medio ambiente que los países pobres consuman más recursos? Si todo el planeta alcanzara el nivel de desarrollo de los países más ricos, harían falta 2,5 Tierras para sostener a toda esa población. Los gurús de la tecnología nos prometen que el desarrollo tecnológico permitirá reducir el consumo de materias primas y alimentos a niveles sostenibles. Pero eso ya sucede y no parece haber mejorado la situación: En la actulidad cada vez se planta más maíz, soja y trigo transgénicos, y el hambre en el mundo no se ha acabado. 
Está claro que si queremos compartir el mundo con más gente, tendremos que cambiar nuestra forma de vivir, buscar un reparto más equitativo y reducir nuestro consumo. ¿Podremos mantener nuestro estilo de vida con menos recursos? 

viernes, 17 de abril de 2009

Danone y la pseudociencia.

Actimel cuida tus defensas. Eso dicen los anuncios de Danone, retorciendo el concepto de "defensas" para incluir en ella la flora bacteriana. Además, los anuncios de Actimel son deliberadamente ambiguos, al mostrar imágenes de personas resfriadas o con alegias que supuestamente están más protegidas con el famoso Actimel.
Actimel vende que las bacterias Lactobacillus Casei (o L.Casei) con las que está elaborado son de una variedad patentada por ellos a la que llaman "L.Casei Immunitass", evidentemente, para reforzar la idea de que el producto es beneficioso para el sistema inmunológico.
Por si quedaba alguna duda, nos ponen en el último anuncio a una presentadora de informativos que apela a su condición de madre y a los supuestos estudios científicos para demostrarnos que el Actimel ayuda a las defensas.
Empezando por el concepto de "defensas", es evidente que el intestino tiene sus sistemas de defensa. El primero de ellos, a nivel del estómago, son los ácidos estomacales que se encargan de matar a las bacterias que penetran con los alimentos que ingerimos. Incluidas las celebérrimas L.Casei, sean 'immunitass' o no. No hay pruebas de ninguna clase que demuestren que las bacterias llegan vivas al intestino. Los estudios científicos apuntan a un efecto probiótico, similar al de cualquier otro yogur. Es decir, ayudan a que la flora bacteriana del intestino se desarrolle correctamente. 
El problema empieza cuando Danone nos vende que "el 70% de las defensas están en el intestino". Evidentemente la afirmación es en sí misma cierta, si entendemos como "defensas" a todos aquellos mecanismos destinados a impedir la entrada en el organismo de agentes patógenos o nocivos. El problema es la confusión, en este caso deliberada y provocada, entre "defensas" y sistema inmunológico. Ahí es cuando las imágenes empiezan a ser engañosas: gente que se toma un Actimel para no acatarrarse porque en invierno ya se sabe, infografismo en el que el "equipo Actimel" identificado claramente como parte del sistema inmunológico, se dedica a destruir virus y bacterias....
Sencillamente es mentira. Si acaso, el único efecto probado de Actimel sobre el sistema inmunológico es indirecto: una mejor flora intestinal y, por tanto, una correcta absorción de nutrientes, perimte que la salud general del organismo ( y por tanto el sistema inmunológico) funcionen mejor. Pero ni Actimel ni ninguno de los otros productos con L. Casei (por cierto mucho más baratos y con los mismos efectos) tienen efecto alguno sobre la posibilidad o no de coger un catarro. Y, como diría Fraga, esto hay que decirlo.

miércoles, 8 de abril de 2009

Pseudociencia sexual

Hace poco, en el marco de un ciclo científico de conferencias en la Universidad de Alicante, la profesora de bioética de la Universidad Católica de Murcia (propiedad de la iglesia católica), pronunció una conferencia en la que, entre otras lindezas, decía que la homosexualidad es una enfermedad y que como tal debe ser tratada, y achacaba la causa de la homosexualidad a "gatillazos", "entorno educativo" y cosas por el estilo. No contenta con esto, utilizó dos argumentos que no me son desconocidos:
a) La homosexualidad fue retirada de la lista de enfermedades mentales en 1970 debido a presiones políticas de los colectivos gays.
b) La homosexualidad es un comportamiento desordenado contrario a la ley natural.
Las palabras de esta señora (numeraria del opus, por supuesto) se califican por sí solas y no merecen más comentario. 
Sin embargo, si merece comentario el uso de argumentos pseudocientíficos. En este caso, la 'falacia de autoridad' por la cual el hecho de que una persona sea una autoridad relevante o tenga muchos conocimientos de algo hace que cualquier afirmación de esa persona, justificada o no, tienda a darse por cierta.
En los sectores de opinión más radicales y jimenezlosánticos se da mucho pábulo a estas supuestas ideas 'científicas', y hasta tuvieron la desfachatez de llevar a comparecer en el Congreso, durante la discusión de la ley del matrimonio homosexual, al 'reputado' psiquiatra Aquilino Polaino, que instruyó a Sus Señorías sobre las terapias que utiliza para 'tratar' la homosexualidad.
Todo esto no hace más que desprestigiar a la ciencia al transmitir una impresión equivocada. Para que algo sea "científico" debe ser probado experimentalmente, y dichas pruebas reconocidas como válidas por el resto de la comunidad científica. 
En primer lugar, lo de la ley natural. ¿Dónde está escrita?. ¿Seguro que la homosexualidad no es un comportamiento natural? Muchos animales presentan espontáneamente ese tipo de comportamientos. 
Además, ¿qué es lo natural? Se supone que la diferencia entre algo "natural" y algo "artificial" es que lo segundo ha sido elaborado por el hombre. Todo nuestro comportamiento social, la educación, la cultura, toda nuestra organización como humanidad es artificial. Lo natural es ir desnudos o vestidos con pieles y vivir en cuevas. 
Y puestos a decir, lo natural no es, desde luego, renunciar al sexo y dedicar la vida a la oración y el éxtasis contemplativo de la gracia divina. 
No sé si la homosexualidad tiene o no una base genética. Hay estudios que apuntan en ambas direcciones. Una posible causa genética implicaría dotar de significado evolutivo a la homosexualidad, lo que es difícil desde la perspectiva de utilidad para la especie, a no ser que se trate de un mecanismo evolutivo para autorregular el crecimiento de la población.  Por otra parte, buscar el origen de la homosexualidad en causas ambientales o alteraciones fisiológicas no explica que el fenómeno homosexual se haya mantenido constante a lo largo de la historia, en todas las épocas y en todas las culturas.
En lo que sí hay consenso científico es en que la homosexualidad no es una enfermedad. Desde 1970 no hay ninguna organización internacional de salud que la considere como tal. Tampoco en España y, que yo sepa, no se han producido manifestaciones en la puerta de los colegios de psicólogos o en las facultades de medicina para presionarles a nada.
Lo más grave aún es que, amparándose en la libertad de cátedra, pretendan hacer pasar por científico lo que no lo es. Las opiniones, las creencias, la moral y la ética de cada uno son muy respetables cuando se presentan como lo que son, opiniones personales. Pero las verdades científicas son otra cosa.

lunes, 30 de marzo de 2009

La new age y la madre que la parió

Los tiempos cambian, y las pseudociencias evolucionan con ellos. La charlatanería y los curanderos tradicionales están de capa caída, siendo poco a poco desplazados por un nuevo tipo de tomadura de pelo: la charlatanería 'new age'.
El ocultismo y el pseudomisticismo barato se reinventan a sí mismos. Los casos de OVNIs cada vez son más esporádicos y ya no son comentados tanto por los medios. Hasta el programa de Iker Jiménez se ha pasado a la investigación de crímenes históricos y desapariciones misteriosas. Ahora lo que mola son las pseudoterapias de cualquier clase.
Hay una serie de reglas para convertirse en un gurú de la pseudopsicología 'new age'. Si las sigues a rajatabla verás como tu fama y, sobre todo, tu fortuna, se multiplican en poco tiempo:
1. No estudies psicología. Mejor aún, no estudies nada de nada y di que has ido adquiriendo conocimientos en tu incansable búsqueda de la verdad fuera de los circuitos oficiales.La verdad está ahí fuera, y si te la transmiten unos chamanes yanomamis en pleno alucine de ayahuasca, mejor. 
2. Declárate seguidor de alguna corriente psicoterápica, pero eso sí, tiene que tener un nombre muy rimbombante. Tienes mucho donde escoger: Programación neuroligûística o PNL, constelaciones familiares, bioenergética, rebirthing, hipnosis regresiva, risoterapia, o el colmo de la sofisticación: vegetoterapia caracteroanalítica (toma ya!!)
3. Escojas la terapia que escojas, asegúrate de que no se enseñe en ninguna universidad ni sea apoyada o reconocida por algún organismo científico. Esto sería fatal para tu reputación como terapeuta. Debes decir que la terapia que practicas ha sido "ninguneada" por la ciencia oficial porque tiene un enfoque más amplio y el método científico es demasiado estrecho de miras. 
4. Léete todos los libros del gurú fundador de la terapia de marras (todas tienen uno) y cítalo con frecuencia como si sus opiniones estuvieran demostradas y fueran incontestables. No importa que el gurú en cuestión no haya podido demostrar ninguna de sus afirmaciones, tú no buscas clientes, buscas creyentes.
5. Únete al primer movimiento antiglobalización que encuentres. Hazte vegetariano, macrobiótico o en su defecto un fan de la alimentación biológica. Con el pastón que vas a ganar podrás permitirte pagar 10 euros por un kilo de tomates biológicos. Por supuesto debes asegurarte de que tus intereses en esos campos son conocidos por tus clientes.
6. Cuando la gente te confunda con un psicólogo licenciado y con título, no les saques de su error. Simplemente deja que lo sigan creyendo por el sencillo método de no afirmar nada, pero tampoco negarlo. Simplemente, cambia de tema. Eso sí, hazte llamar "terapeuta".
7. Puedes ser terapeuta sin haber tratado a un paciente en tu vida. Es más cómodo y menos arriesgado dedicarte a dar conferencias, cursos y seminarios sobre la terapia que practicarla. 
8. Imprescindible: Tu terapia es global, trata cuerpo y mente en su conjunto y sirve para todo, desde solucionar un problema de pareja hasta curar el sida. Sobre todo destaca su valor en la resolución de conflictos, aunque no seas capaz de resolver ninguno seguro que hay gente que te escucha. 
9. Energías, inconsciente colectivo, conciencia colectiva, crecimiento personal, desarrollo emocional, arquetipos, felicidad, amor, perdón, paz interior... todas estas palabras clave deben repetirse constantemente en tu discurso.
10. No pretendas que lo que dices sea lógico ni, por supuesto que esté probado. ¿Que eres homosexual? Eso es por culpa de que tu madre tuvo un aborto de lo que iba a ser una niña, y la energía de esa niña no nacida permanece en la familia y acabas adoptando un rol femenino. ¿Que no encuentras pareja? Eso es porque alguna vida anterior está interfiriendo en tus emociones. ¿Que te ha dado un infarto? Eso es porque amas y no eres correspondido en la misma manera. Cuanto más delirante sea la explicación para los problemas, más adeptos conseguirás.
11. Monta todo un merchandising de libros, conferencias, seminarios, congresos, cursos técnicos, aplicaciones de tu terapia al mundo de la empresa... Es más barato que los amuletos y los aparatos energizadores, que ya no se llevan nada.
12. Si alguien te pide pruebas, hazte la víctima: El sistema de la ciencia oficial está dominado por las multinacionales farmacéuticas que prefieren que la gente compre Prozac a que haya terapias curativas como las que tú propones. Recuerda, no eres un charlatán, eres una víctima del sistema. Aun así, cita supuestos casos reales, acaecidos en otros países y publicados por otros gurús de la misma corriente que tú. Cita mucho a Freud y a Jung. Entremezcla en tus argumentos investigaciones científicas reales con conocimientos milenarios y filosofía oriental.  Por último, si te siguen pidiendo pruebas, haz una demostración de diginidad ofendida, di que eres un profesional y no tienes por qúe pasar por esto y lárgate antes de que se te vea el plumero. 
Si sigues estos consejos y sales a la caza del incauto (= personas perdidas, frustradas o descontentas con su vida, deprimidas, enfermas -en ese caso mejor con enfermedades incurables, si luego se muere dices que "no llegó a creérselo" y listo- y en general personas desencantadas de la religión pero que siguen buscando un sentido trascendente a su vida) verás como en un par de años te estás riendo de la crisis a carcajada limpia. Y de paso, de tus clientes.

miércoles, 11 de marzo de 2009

No hay atajos.

Tanto en lo profesional como en lo personal, todos buscamos atajos. Forma parte de nuestra cultura. La sociedad competitiva y esquizofrénica en la que vivimos nos ha educado para conseguir objetivos rápidamente y si no desecharlos y marcarnos objetivos nuevos. No importa el año que viene o el siguiente, lo que queremos lo queremos ahora. Toda la publicidad se aprovecha de esta necesidad, es más. su objetivo es crearnos necesidades nuevas.
No es de extrañar que, al calor de todo esto, los vendedores de sueños estén tan de moda. Disfrazados con metodología pseudocientífica a veces, o como técnicas ancestrales, han surgido cientos de "técnicas" y "metodologías" que bajo el eufemismo del "crecimiento personal", la "estrategia empresarial" o incluso la "gestión del conocimiento" nos ofrecen todo un abanico de posibilidades que nos prometen llevarnos a alcanzar nuestros objetivos, tanto a nivel personal como empresarial.
No tengo nada en contra del yoga, el tai-chi, el feng shui, la planificación estratégica, la gestión del conocimiento o cualquier otro de estos métodos. Lo que me da miedo es el uso que pretendemos hacer de ellos. 
Hay personas que sinceramente se han creído que por hacer algo de esto son mejores personas. Conozco gente que debe tener, según ellos, una vida interior fantástica, pero que en el resto de aspectos de su vida no se nota en absoluto. Han puesto a su experiencia interior por encima de sus experiencias físicas cotidianas, probablamente porque éstas no les gustan en absoluto. Creen que replegándose dentro de uno mismo encontrarán la manera de evadirse de lo que no les gusta o, lo que es peor, que a través de experiencias interiores van a mejorar su vida. 
A mí me suena pseudoreligioso, pero a religión mal entendida. Del mismo modo que se vio que no bastaba con rezar a Dios para conseguir objetivos en la vida ("A Dios rogando y con el mazo dando"), mucha gente acaba dándose cuenta que los problemas en la vida se resuelven, además de preparándose interiormente, afrontándolos.
A nivel empresarial es peor la cosa. No es que no se afronten los problemas, pero se ha extendido una especie de "new age" empresarial, pregonador del buen rollito como solución a todos los problemas, que pretende que los trabajadores no sólo vayan contentos a trabajar sino que se identifiquen con su empresa y se sientan orgullosos de ella. No diré que eso no sea posible, pues hay un puñado de empresas que lo han conseguido. Muchas som empresas familiares con varias generaciones en las que se ha establecido una cultura tradicional de "familia" con los trabajadores. Algo muy duro y que necesita de muchos años para desarrollarse. Algunas otras lo han conseguido creyéndose de verdad que las personas importan y creyéndose de verdad que las ideas de cualquier empleado son tan buenas como las de un directivo, caso, por ejemplo, de Google. 
Puesto que si queremos tener unos trabajadores implicados no podemos esperan cincuenta años, no nos queda más remedio que imitar a Google. Pero claro, lo hacemos mal. Como en la mayoría de los casos, los que tienen el poder, la "casta" dominante no cede posiciones por las buenas. ¿Admitir que una persona sin varios masters y títulos rimbombantes puede tener ideas tan buenas como uno de los alambicados directivos? ¿Creer que la experiencia del día a día es tanto a más valiosa que la sesuda planificación en los despachos? Ni de coña. Pero como algo hay que hacer, nos apuntamos al new age empresarial, ponemos en marcha acciones de responsabilidad social corporativa, redecoramos la oficina para que parezca una discoteca chill-out... pero no nos creemos nada de ello. Lo hacemos "para tener a la gente contenta", pero no tocamos un pelo sus condiciones laborales para que sus empleos sean menos precarios o sus salarios más justos. Queremos que asuman responsabilidades y nos quejamos de que no quieran hacerlo, pero no estamos dispuestos a compartir los beneficios. Ahora en época de crisis les pedimos un esfuerzo salarial y les regateamos el sueldo, pero nosotros no variamos un ápice nuestro estilo de vida. 
Es decir, que las empresas pregonan valores que sus directivos no cumplen, y mientras eso sea así, ya pueden poner aromateriapia en la oficina o presentar rimbombantes planes estratégicos, seguirán sin tener credibilidad.

jueves, 26 de febrero de 2009

vértigo generacional

Tengo 36 años, y a veces me siento jurásico. Me sucede cuando hablo con gente de menos de 25 años. Me cuesta entenderles y no me reconozco en ellos cuando yo tenía esa edad.  Sus esquemas, sus valores, su forma de ver la vida son muy diferentes de los de mi generación. Quizá esto sea lo que significa "hacerse viejo".
Se trata de gente que no sólo no recuerda la época en la que no había móviles (¿os acordáis, los mayores de 30, cuando el móvil era una cosa de pijos? ¿Cuando ir hablando por el móvil por la calle se consideraba una ostentación de mal gusto?), sino que han crecido con internet. Son la generación online, la que se comunica con sus amigos por Messenger o Facebook, la que hace amigos virtuales en cualquier parte del mundo, la del acceso instantáneo al conocimiento y la información.
¿Cómo los vemos nosotros? Como una generación que lo ha recibido todo hecho, que no posee la cultura del esfuerzo y la constancia, como una gente hedonista y sin valores...¿Realmente es así? ¿Nos hemos molestado en escuchar antes de juzgar? 
Ellos (y ellas) van a ser los dueños del futuro. Del suyo y del nuestro. Serán los que paguen nuestras pensiones (si es que cuando llegue a los 65 sigue habiendo pensiones y no se ha colapsado el sistema), serán los que hagan avanzar nuestra civilización, y lo que les ofrecemos es incomprensión y trabajo basura. Empleo precario y de baja calidad, falta de estabilidad laboral y nulo interés por sus preocupaciones es lo que la sociedad de hoy les ofrece. Las empresas (salvo honrosas excepciones) no han hecho un esfuerzo de adaptación y de comprensión, y siguen queriendo integrar en un esquema de valores de hace 30 años a gente que ni los comprende, ni los comparte. 
Estamos a la cola de Europa en productividad y en innovación y a la cabeza en paro. Todo el mundo está de acuerdo en que esto tiene que cambiar, que es URGENTE que cambie, pero luego no estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de trabajar y nuestra cultura empresarial para adaptarla a los valores y los esquemas de la gente que es la principal fuente de innovación. Sencillamente estamos quemando alegremente el futuro, y luego nos quejamos cuando empresas de otros países que sí han entendido este cambio vienen y compran las nuestras.
Tenemos que cambiar nuestros esquemas educativos. Internet y la tecnología siguen siendo algo marginal en la educación, especialmente en primaria y secundaria, y no por el coste de implantar esa tecnología, sino porque nuestros formadores no se manejan bien en internet. ¿Alguien concibe algún trabajo dentro de 10 años en el que manejarse bien en internet no sea necesario? 
La generación Y (y no digamos la Z) nos exige valores nuevos. Exigen que su trabajo tenga sentido, que sirva para algo. Tienen la cultura de la solidaridad por encima de la competitividad (que ya vemos a dónde nos ha llevado), dan más valor al grupo que a la persona individual, y buscan sobre todo encontrarse a sí mismos. Buscan un trabajo en el que reconocerse y desarrollarse como personas, y no se lo estamos ofreciendo. Aplaudimos sus ideales, y luego nos damos la vuelta y les ignoramos. Queremos que se suban a nuestro carro, el de la economía especulativa y el crecimiento desordenado. Como si no hubiéramos cosechado sonoros fracasos pensando como pensamos y actuando como actuamos.

martes, 27 de enero de 2009

El modo gay de ver la vida

Me había prometido a mí mismo no escribir de nuevo comentarios políticos y ceñirme más al racionalismo y la filosofía, pero la verdad es que no me puedo aguantar, a la vista del contenido de muchos blogs y de algunos comentarios en este mismo. Me refiero a la idea, muy extendida en ciertos medios de comunicación y en las ideas políticas de mucha gente, de que existe un 'lobby gay', un grupo de presión formado por gays y lesbianas que al parecer han 'secuestrado' la libertad de expresión y al gobierno para imponer a la sociedad el matrimonio gay, y más aún, una extraña ideología que ellos llaman 'homosexualismo'.
Lo cierto es que sorprende que determinadas ideas tengan tanta repercusión, sobre todo cuando lo que ha sucedido es justamente lo contrario. El hecho de haber alcanzado la equiparación legal en derechos ha tenido como consecuencia (esperable) la desactivación de la mayor parte de colectivos gays y la sensación, muy extendida incluso entre los propios gays y lesbianas, de que ya no hay nada por lo que pelear. Los colectivos gays en general se han amarrado a la teta subvencionadora de la administración, enfocándose más hacia la prestación de servicios (sobre todo de prevención de las ETS) y dejando bastante de lado la actividad reivindicativa, ya que lo que la administración financia son proyectos de tipo social, educativo y/o sanitario. Al final lo que sucede es que los gays estábamos mucho mejor organizados hace 10 o 15 años que ahora.
Así que, si los colectivos gays no son el problema (para la gente que piensa que sí hay un lobby gay), ¿qué es lo que les preocupa tanto?
Yo creo que el problema es que, como consecuencia directa de la aprobación del matrimonio gay y el plus de normalidad que ello aporta a muchas parejas, la presencia pública de gays y lesbianas ha dejado ya de ser noticia para convertirse en algo cotidiano. Ahora se nos ve más, y eso parece que provoca sarpullidos en más de uno. El hecho de que millones de personas, gays y no gays, tomen la calle cada 28 de Junio en Madrid les parece algo propio de un carnaval y  una manifestación de exhibicionismo, con el viejo argumento de siempre: a nadie le importa con quién tenga uno sexo.
En realidad eso siempre ha sido así. Los gays mediáticos no han salido de debajo de una piedra, en realidad siempre estuvieron ahí y ahora se han ido atreviendo a, simplemente, mostrarse tal cual son. 
No voy a entrar en guerras de cifras (aunque me parece sorprendente que NADIE haya hecho un estudio serio en este país para saber cuántos gays y lesbianas hay), pero si asumimos un porcentaje del 8-10% de la población (cifras MUY conservadoras), y analizamos cuántos personajes públicos han salido del armario, la cifra que resulta es ridícula. Hay que decir (para desesperación de los partidarios de la teoría del lobby gay) que la gran mayoría de los gays, y no digamos ya de las lesbianas, están dentro del armario, tanto en los medios de comunicación como en general. ¿Cuántos futbolistas han salido del armario? Ninguno. ¿Políticos? Pocos y de cuarta fila o ámbito local. ¿Actores? Ni la décima parte de los que lo son...y así podría seguir una lista interminable. 
Los gays estamos en todas partes, porque formamos parte de la realidad social, en este y en todos los países. Y, de verdad, lo único que se busca o se pretende es que nos dejen vivir en paz nuestra vida como cualquier otra persona.
Decir que hay un modo gay de ver la vida es como decir que hay un modo de ver la vida propio de los calvos. Lo único que los gays tenemos en común es nuestra preferencia por personas del mismo sexo. Nada más. En todo lo demás, somos tan diferentes en todos los sentidos como el resto de la sociedad. También ideológicamente. Conozco muchos gays votantes del PP y de ideología conservadora. Conozco a curas y a personas tremendamente religiosas. 
El problema no es que haya un modo de vida gay, que no lo hay, sino la idea de que ser homosexual es una cuestión eso, sexual. Que somos gays porque nos mola follar con otros tíos. Que lo hacemos por vicio, porque somos hedonistas megafashion a los que les gusta ver el lado salvaje de la vida. No negaré que hay un grupo muy visible de gays que son así, pero en relidad som muchos más los heteros que son así, y nadie les considera un lobby. Por supuesto a esos hetero megafashion les parece superguayquetecagas todo lo nuevo, y lo nuevo era tener un amigo gay y que te invitara a su boda. Lo digo por experiencia personal, en mi boda tuve esa sensación con más de uno. 
Entonces, ¿para qué casarnos? Si lo que queremos es follar con otros tíos, eso lo hemos hecho siempre, y sin nungún problema en los últimos 30 años. ¿No será que queremos a nuestras parejas para algo más que follar? ¿No será que QUEREMOS a nuestras parejas? ¿No será que, simplemente, queremos comportarnos como cualquier otra pareja sin que pase nada o te miren de forma rara?
Yo no sé si los heteros sólo quieren a sus parejas para follar y/o tener hijos (táchese lo que no proceda), pero yo, por lo menos, no. Yo quiero a mi pareja para todo, para compartir mi vida con él, como se supone que lo hace cualquier otra pareja. Todos tenemos vida pública y vida privada. Por supuesto que en el ámbito privado cada uno hace lo que quiere y no le importa a nadie, !faltaría más!, pero tambíen hay un ámbito público, de relacionarse con otras personas, la familia, los amigos, los compañeros de trabajo... y parece que a algunos le molesta que yo quiera que mi pareja forme parte de esos ámbitos. Imagino que esas personas, si son coherentes con lo que piensan, no presentarán a sus esposas a sus amigos, ni le dirán a su familia que se casan, total a nadie le importa con quién follen y quién sea el padre/madre de sus hijos, ¿no?
Además es que no me lo creo. No me creo que haya personas que piensen que la finalidad del sexo sea la reproducción y punto. Por mucho que lo digan, si hasta los curas son incapaces de refrenar sus impulsos sexuales, si en los conventos de monjas en los que se hacen excavaciones se encuentran muchas veces pequeños esqueletos de fetos enterrados, si ni su propia jerarquía se lo cree, me gustaría saber por qué se sigue transmitiendo ese mensaje inamovible, monolítico, acerca del sexo, cuando luego por detrás cada uno hace lo que quiere.
A lo mejor es eso. A lo mejor lo que les jode es que gente como los gays, que siempre hemos tenido que disimular como parece que hacen ellos, hayamos conseguido la posibilidad de no tener que disimular nada, y encima tener el apoyo del gobierno, mientras que a ellos les sigue asfixiando su ideología. Pobre ideología es esa que no te deja ser como eres.

sábado, 3 de enero de 2009

Con la iglesia hemos topado...

Hace pocos días, en lo que amenaza con convertirse en un evento anual de exaltación católica, hemos asistido al esperpento de la jornada/misa/manifestación que la iglesia católica organiza "en defensa de las familias" y los valores cristianos, al menos tal y como ellos entienden el cristianismo. En lo que se pretende que sea una demostración de poderío, la jerarquía episcopal española, con Rouco a la cabeza, reúne a miles de personas en Madrid para celebrar una misa al aire libre y de paso obtener unos cuantos minutos de televisión en prime time para difundir su mensaje.
Nada tiene esto de nuevo, todos conocemos de sobra la postura de la iglesia acerca del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo o la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Según la iglesia, elementos que pervierten a la moral y que destruyen a las familias como entidad indisoluble. 
Obviamente, nada hay más contrario a la lógica que la religión. Si partimos del hecho de que el catolicismo se basa en unos textos, los evangelios canónicos, supuestamente escritos bajo la inspiración divina, que narran la historia del supuesto hijo de Dios, que además nació del vientre de una virgen, que siguió siendo virgen tras el parto y que además se quedó embarazada sin conocer varón, nos vemos obligados a desconectar la parte racional y lógica de nuestro cerebro si queremos sumergirnos en su doctrina. 
Desde esta óptica resulta curioso que la iglesia pretenda utilizar argumentos lógicos para defender sus tesis. Muy débiles deben ser los cimientos de la fe de los propios dirigentes cuando necesitan "explicarse". De acuerdo con su propia naturaleza, Dios no necesita de explicaciones, y sus ministros tampoco deberían recurrir a la "ley natural" u otras falacias para justificarse. Si se supone que Dios habla por su boca, o al menos que ellos son los intérpretes autorizados para enunciar la voluntad divina, no es necesario que recurran a justificaciones mundanas para dar más credibilidad a sus argumentos, a no ser que éstos no sean tan "divinos" como nos quieren vender, o que ellos mismos no estén convencidos de lo que dicen. 
¿Y qué hay de poco convincente en los argumentos eclesiásticos en contra de, por ejemplo, el matrimonio gay? ¿Cuál es el problema real que esto supone para la iglesia? Dado que sus previsiones apocalípticas no se han cumplido, que las familias en general siguen gozando de buena salud y que la sociedad tal y como la conocemos no tiene trazas de ir a acabarse en breve (al menos no por las causas que ellos dicen) debe haber otros motivos para que el hecho de que dos hombre o dos mujeres puedan casarse provoque una reacción tan violenta y agresiva. Intentaré analizar algunas de las que yo creo son causas ocultas que subyacen bajo todo esto.
Creo que si  la homosexualidad se ve como algo normal en la sociedad, la iglesia pierde un enemigo. La gente podría ver que hay formas alternativas de vivir que son moralmente tan aceptables como las propugnadas por ellos. Además, no olvidemos que tradicionalmente la homosexualidad masculina (porque, como en otras muchas cosas, para la iglesia en esto parece que las mujeres no existen) ha sido una vía por la que la iglesia ha reclutado sacerdotes. Es una vía fácil y cómoda, que no obliga a casarse con una mujer, que justifica la soltería a perpetuidad y permite llevar una "doble vida" muy discreta. Es decir, la iglesia tiene miedo de perder el monopolio sobre el magisterio moral que ha ostentado durante tantos años. 
Pero, ¿no hace ya mucho que han perdido ese monopolio? ¿Es España un país católico, o un país de tradición católica, que es algo muy diferente? Cuando ni el 20% de la población se considera católico practicante, cuando la mayoría de la gente sólo recurre a ellos para bodas, bautizos, comuniones y entierros,  más como justificación de una reunión social que otra cosa, cuando incluso entre los creyentes se presta más atención a los rituales y las ceremonias que a la filosofía subyacente en la religión católica, está claro que algo va muy mal para ellos. Por mucho que griten y hagan aspavientos, por mucho que se refugien en una postura ultraconservadora, la sociedad ha seguido y seguirá su camino evolutivo sin ellos. Puede que dentro de 50 o 100 años, que es lo que la iglesia suele tardar en reaccionar, veamos cambios, pero quizá sea demasiado tarde para ellos.