martes, 14 de mayo de 2013

Inteligencia colectiva. La empresa como ser vivo.

El concepto no es nuevo en absoluto, ha sido imaginado, nombrado y analizado en muchas ocasiones. Es algo tan sencillo como que en un colectivo dado, la inteligencia colectiva es mayor que la suma de las inteligencias de sus miembros.

Si lo pensamos un poco, veremos que las empresas que mejor funcionan son las que han superado las jerarquías para dotar a sus trabajadores de la posibilidad de pensar por sí mismos y hacer que esto redunde en beneficio de toda la compañía.

Muchos escritores de ciencia ficción han imaginado sociedades que funcionaban como "mentes colmena" en las que el individualismo se sacrificaba en función de las necesidades colectivas. Yo no creo que haya que matar la libertad individual, ni mucho menos, ya que la chispa de la innovación surge siempre en un cerebro concreto.  Lo que sí creo que hay que liquidar es el individualismo basado en "líderes" a los que hay que seguir y obedecer ciegamente porque son "mejores", que los demás.

Nadie dura para siempre en una empresa. Si creamos un sistema dependiente de personas concretas, lo que hacemos es estimular a los demás a convertirse en abejas obreras que siguen a su reina. No es esa la idea, por la sencilla razón de que cuando esa persona no esté, no habrá nadie dentro de la empresa para sustituirle. Creo que cambiar el "yo" por el "nosotros" es mucho mejor para asegurar que una empresa pueda tener futuro a largo plazo.

Veamos la empresa como un ser vivo en el que cada órgano tiene su función pero ninguno puede trabajar sin los demás. Una empresa de este tipo necesita dotarse de un sistema nervioso y una memoria que funcionen de forma autónoma. En nuestro cuerpo el cerebro manda, pero por mucho que queramos no podemos ordenar a nuestro corazón que deje de latir o a nuestros riñones que dejen de funcionar. Estamos dotados de un sistema autónomo que no necesita de órdenes conscientes para reaccionar de forma refleja ante un estímulo o una situación de peligro. Si algo tan terriblemente complejo como un ser vivo puede funcionar solo, una empresa también puede.

¿Qué necesita una empresa para funcionar así?

- Un sistema de información eficiente, que haga de sistema nervioso, en el que cada uno tenga acceso a la información que necesita cuando la necesita.

- Una red de captación de estímulos, en el que internet juega un papel fundamental, pero no único.

- Una memoria colectiva, donde la información quede almacenada y categorizada para facilitar su acceso rápido.

- Un cerebro que dirija la orquesta cuando sea necesario tomar una decisión, y que tenga una buena capacidad de análisis y procesamiento de la información.

- Una personalidad propia. Al igual que nosotros nos miramos al espejo y nos reconocemos inmediatamente a pesar de tener los mismos órganos que cualquier otro ser humano, una empresa necesita de rasgos distintivos que sirvan para reconocerla de las demás.

Si os fijáis, muchas empresas ya tienen todos estos sistemas, pero no les dejan funcionar con autonomía. Es como si tuviéramos que estar continuamente pensando en cómo respirar o en cómo hacer la digestión. El problema es, de nuevo, la individualidad, la jerarquía, el absurdo abuso del "yo" frente al nosotros.

Hay una enorme responsabilidad directiva en que esto sea así. Si pensamos en nuestros empleados como números y les negamos autonomía, no podemos pretender que luego sean productivos, porque  nosotros no les dejamos.

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