domingo, 24 de febrero de 2013

Cómo crear una estrategia de contenidos

Es el gran problema para muchas empresas y, en buena medida, el motivo principal por el que no se atreven a dar el paso de entrar en las redes sociales: Qué decir en ellas que sea interesante para el potencial seguidor y, al mismo tiempo, que sirva para convertirlo en un lead o potencial cliente.

El primer desafío es aproximarse a los social media de forma organizada y con una visión estratégica clara. Antes de crear ningún perfil ni darle a ninguna tecla hay que pensar y planificar. En lugar de centrarnos en el contenido en primer lugar, una buena estrategia debe definir bien los dos extremos del proceso de comunicación: emisor y receptor.

Vale, pensaréis, eso es fácil. El emisor es mi  empresa o marca y el receptor el potencial cliente... y os estaréis equivocando. La cosa no es tan sencilla. Veamos algunos pasos básicos que hay que definir:

1. "Mi empresa" no puede ser una entidad abstracta. Tu empresa o marca necesitan dotarse de una personalidad distintiva e inequívoca. Para eso, empieza a pensar en qué valores quieres transmitir en tu mensaje y, por favor, que sean concretos y reales:

● Concretos: No sirve con decir "en esta empresa creemos en la calidad, el compromiso y la agilidad". Es necesario trabajar con tu equipo cada valor, especificando claramente qué significa y cómo lo vamos a incorporar al trabajo del día a día.

● Reales: Los valores son una guía de comportamiento para la empresa, sus empleados y sus jefes. Si vendemos una cosa y luego hacemos lo contrario (por desgracia algo demasiado común) lo que  estamos haciendo es engañar a la gente. Y cuando lo hacemos en las redes sociales, la reacción adversa y las crisis de reputación no se harán esperar.

Por tanto, esos valores son muy importantes para dotar a tu marca de personalidad y voz propia. A partir de ellos se puede empezar a configurar muchos elementos de marketing tanto offline como online: Imagen de marca, estilo de comunicación, grafismo, diseño de producto, política de precios y ofertas...y por supuesto, él contenido de tus canales social media.

2. "El cliente" es un concepto todavía más abstracto. Es muy difícil saber de qué hablar si no sabes para quién hablas. Por tanto, no caigas en el error de buscar el alcance universal. Analiza el mercado, segmenta y focaliza. Define bien tu target. Si tienes varias líneas de producto, defínelo para cada una de ellas y configura estrategias de contenidos (y por tanto, cuentas en redes sociales) diferentes para cada uno.

Una vez definido el perfil de cliente que  buscas, intenta averiguar lo más posible sobre él, sus intereses y tus gustos. Observa, escucha, identifica a sus líderes de opinión y sus creadores de tendencias y síguelos. Hazte una idea clara de qué tipo de mensaje les interesa y tómate el tiempo que haga falta.

Con estos dos elementos clave bien analizados te será más fácil afrontar la parte más compleja: tu plan de contenidos.

● En primer lugar, identifica fuentes de contenidos, tanto externas de las que te puedas hacer eco como internas dentro de tu empresa.

● Fuentes internas: Define qué personas dentro de tu estructura tienen mejores habilidades creativas, de opinión y de redacción. Dales acceso a los conocimientos que necesiten. La idea es que haya varios generadores de contenidos en tu empresa que permitan mantener un ritmo de producción que alimente las necesidades de cada canal.

● Fuentes externas: Busca fuentes de información en la Red o fuera de ella que aporten el contenido que le interesa a tu comunidad y te interesa a ti por su relación con tu actividad o con tus valores. No caigas en el error de repetir las noticias que todo el mundo repite, o al menos no lo hagas sin añadir opinión o comentario. Lo ideal es investigar y encontrar fuentes poco conocidas que permitan a tu audiencia descubrir cosas nuevas. No te conviertas en un loro que repite contenido de otros.

● Sé original. O tienes una voz propia y diferente, o serás uno del montón. Y el montón es MUY grande.

● Adapta el mensaje a cada canal. Aunque te dirijas al mismo perfil, cada red social tiene unos requerimientos específicos en cuanto a lenguaje, extensión y tipo de contenidos. Nunca pierdas tu voz, simplemente adáptala al medio.

● Usa contenido multimedia. No te quedes en Twitter y Facebook. Comparte vídeos en Youtube o Vimeo, usa redes de fotografía como Instagram o Flickr, comparte presentaciones en Slideshare, ten un blog corporativo y fomenta que tus empleados tengan el suyo y lo vinculen al tuyo.

● No te olvides de tu web. Sigue siendo un elemento central de tu presencia online y, si la mantienes actualizada, una fuente de contenidos para tus canales sociales.

● Combina las noticias con información útil y práctica para los usuarios de tus productos. Desde cómo usarlos hasta los usos alternativos que tienen, cómo resolver problemas comunes, cómo sé fabrican...

● Plantéate que tarde o temprano tendrás que usar tus canales sociales también como servicio de atención al cliente. Es bueno que así sea y tus clientes te lo reclamarán. Pero tienes que estar preparado.

● Modifica tu mensaje en función de tus resultados. Prueba diferentes estrategias y monitoriza el alcance y el seguimiento de cada publicación para maximizar tu audiencia. Pero ojo! nunca te olvides de tu target ni de tus valores. Medir es importante, pero no te conviertas en un robot.

En definitiva, no olvides que serán los contenidos que aportes los que hagan atractiva a tu marca en las redes sociales. Ánimo, tienes mucho que ganar!

lunes, 18 de febrero de 2013

El síndrome del gerente bombero.

En todo el tiempo que llevo visitando empresas, me atrevo a decir que el 80% de los gerentes (me niego a llamarles CEOs por muy fashion que resulte) de las pymes están aquejados de este síndrome, con resultados desastrosos para su empresa.

Sus síntomas principales son:

1. Confunden lo urgente con lo importante. Relegan la toma de decisiones estratégicas a su tiempo libre, es decir, nunca.

2. Creen que saben hacerlo todo mejor que nadie. En consecuencia, son incapaces de delegar y, cuando lo hacen, sólo delegan la función pero no la responsabilidad. Debido a esto sus empleados se acostumbran a no tomar ninguna decisión sin consultarla con el jefe, lo que lleva a una merma enorme de productividad.

3. Creen que ellos son lo más importante de la empresa y que sin ellos ésta no funciona. Normalmente suele ser al revés: funcionaría mucho mejor si los empleados supieran que son los responsables últimos de la marcha del negocio.

4. Creen que hacen muchas cosas, pero en realidad pierden el 75% de su tiempo en visitas y llamadas de teléfono que deberían hacer otros. Por supuesto, todos los clientes tienen su móvil, con lo que para cualquier cosa les llaman a ellos.

5. Su tiempo está pésimamente organizado. Usan el smartphone para ver las fotos de sus hijos, pero ni idea de usar una herramienta de productividad. La mayoría tiene un calendario de mesa y apuntan las cosas ahí.

6. Presumen de que su puerta está siempre abierta, pero sus empleados ya no les hacen sugerencias hace años. Para qué, si no les va a hacer puto caso.

7. En un alto porcentaje de casos carecen de perfil digital (como mucho Linkedin) y tienen una web de empresa con telarañas.

8. Invariablemente llegan tarde al 80% de sus citas. En casos graves llegan horas tarde.

9. Todos y cada uno de ellos presumen de las pocas o nulas vacaciones que se cogen. Es el síntoma definitivo.

¿Existe una cura? Difícilmente si el mal está muy arraigado (quizá una lobotomía). Si se coge a tiempo y existe verdadera voluntad de cambio, es curable con una reorganización total de la empresa y una temporada de vacaciones.

Y vosotros, conocéis a muchos gerentes-bombero?