miércoles, 24 de marzo de 2010

La empresa y el sexo.

El sexo, entendido en el sentido más amplio de la palabra, es probablemente la fuerza más importante de nuestra naturaleza como seres humanos (y como animales). Nos hace aparcar nuestras creencias y nuestra ideología, nos induce a comportarnos bajo su influjo de formas que probablemente todos nos negamos a admitir. El sexo (que no el amor, que posiblemente es igual de fuerte pero nos hemos acostumbrado a reprimirlo mucho más) está en el origen de grandes batallas, de caída de reinos y de imperios, rige nuestras vidas aunque pretendamos evitarlo. Es el impulso más complejo, con motivaciones tan profundamente enterradas en nuestro cerebro animal que se escapan a nuestro control consciente. 


Dicho esto, me pregunto por qué hay tan pocos análisis acerca de la influencia del sexo en los negocios. No es nada nuevo que los especialistas en marketing y publicidad utilizan veladas (y a veces explícitas) alusiones sexuales para incrementar las ventas de un producto. Hemos convertido determinados artículos (vestimenta, coche, incluso el ordenador o el teléfono móvil) en potentes reclamos sexuales. Se nos juzga por lo que poseemos en todos los aspectos de la vida, y evidentemente también en el sexual. Sin embargo, si dejamos aparte su uso como herramienta de marketing, no se analiza demasiado como influye en el comportamiento de las empresas. Veamos ejemplos.


El sexo está presente en todas las selecciones de personal. Por muchas herramientas imparciales de selección que se utilicen (cosa que en la inmensa mayoría de casos no sucede), al final, cuando nos quedan dos o tres candidatos en más o menos igualdad de condiciones, el 'sex appeal' de cada uno de ellos tiene mucho que decir, independientemente de si la persona que toma la decisión es hombre o mujer. ¿Por qué? Se me ocurren algunas razones:


-Porque la homosexualidad en los negocios también existe.
-Porque no queremos competidores/as en nuestro territorio.
-Porque la persona nos despierta nuestro instinto sexual.
-Porque, aunque tengamos pareja o no tengamos ninguna intención de intentar nada con esa persona, a todo el mundo le gusta alegrarse la vista en el trabajo.

Del mismo modo, el sexo está detrás de muchos despidos, de ruptura de equipos, de pérdidas de confianza, de ascensos injustificados...

El sexo forma parte de la relación diaria entre las personas que forman el equipo de la empresa, y puede afectar muy seriamente a la productividad si se convierte en una fuente de conflictos. Ahora está muy de moda "buscar la felicidad" de los trabajadores, incluso hay congresos sobre ello. Sin embargo, no conozco a ningún coach, consultor o empresa que se atreva a tocar el tema tabú: ¿Cómo maneja la empresa las tensiones sexuales entre sus trabajadores?

Muchas empresas tratan de resolverlo prohibiendo las relaciones explícitas entre trabajadores. Es decir, fuera de la oficina haz lo que quieras, pero si tienes un lío con alguien del trabajo tenéis que aparentar que no pasa nada. No se me ocurre nada más estúpido y a la vez inútil. Con eso lo único que vamos a conseguir es alimentar rumores y envidias entre el personal y crear situaciones embarazosas. Al final, todo el mundo sabe lo que se supone que nadie tiene que saber, lo cual es muy peligroso pues crea un "clima de rumores" que acaba con la comunicación y la transparencia y que acaba extendiéndose a otros ámbitos.

Hay que empezar a hablar  de sexo en las empresas. Hay que empezar a reconocer que cuando un grupo de personas pasa juntas muchas horas al día, la chispa de la atracción física puede saltar. En lugar de una postura represora, la empresa debe tener una postura imparcial y facilitadora de la convivencia, asumiendo con naturalidad las relaciones que espontáneamente puedan surgir, fomentando su visibilidad y mejorando la confianza entre las personas. No hablo de invadir el ámbito privado de cada uno, sino de crear un clima en el que tener un rollete con un compañero o compañera de trabajo, sea o no del mismo nivel, no suponga un problema para toda la empresa. Lamentablemente, vistos los casos de acoso sexual en el trabajo que siguen apareciendo en la prensa, parece que nos falta mucho para eso.