lunes, 30 de marzo de 2009

La new age y la madre que la parió

Los tiempos cambian, y las pseudociencias evolucionan con ellos. La charlatanería y los curanderos tradicionales están de capa caída, siendo poco a poco desplazados por un nuevo tipo de tomadura de pelo: la charlatanería 'new age'.
El ocultismo y el pseudomisticismo barato se reinventan a sí mismos. Los casos de OVNIs cada vez son más esporádicos y ya no son comentados tanto por los medios. Hasta el programa de Iker Jiménez se ha pasado a la investigación de crímenes históricos y desapariciones misteriosas. Ahora lo que mola son las pseudoterapias de cualquier clase.
Hay una serie de reglas para convertirse en un gurú de la pseudopsicología 'new age'. Si las sigues a rajatabla verás como tu fama y, sobre todo, tu fortuna, se multiplican en poco tiempo:
1. No estudies psicología. Mejor aún, no estudies nada de nada y di que has ido adquiriendo conocimientos en tu incansable búsqueda de la verdad fuera de los circuitos oficiales.La verdad está ahí fuera, y si te la transmiten unos chamanes yanomamis en pleno alucine de ayahuasca, mejor. 
2. Declárate seguidor de alguna corriente psicoterápica, pero eso sí, tiene que tener un nombre muy rimbombante. Tienes mucho donde escoger: Programación neuroligûística o PNL, constelaciones familiares, bioenergética, rebirthing, hipnosis regresiva, risoterapia, o el colmo de la sofisticación: vegetoterapia caracteroanalítica (toma ya!!)
3. Escojas la terapia que escojas, asegúrate de que no se enseñe en ninguna universidad ni sea apoyada o reconocida por algún organismo científico. Esto sería fatal para tu reputación como terapeuta. Debes decir que la terapia que practicas ha sido "ninguneada" por la ciencia oficial porque tiene un enfoque más amplio y el método científico es demasiado estrecho de miras. 
4. Léete todos los libros del gurú fundador de la terapia de marras (todas tienen uno) y cítalo con frecuencia como si sus opiniones estuvieran demostradas y fueran incontestables. No importa que el gurú en cuestión no haya podido demostrar ninguna de sus afirmaciones, tú no buscas clientes, buscas creyentes.
5. Únete al primer movimiento antiglobalización que encuentres. Hazte vegetariano, macrobiótico o en su defecto un fan de la alimentación biológica. Con el pastón que vas a ganar podrás permitirte pagar 10 euros por un kilo de tomates biológicos. Por supuesto debes asegurarte de que tus intereses en esos campos son conocidos por tus clientes.
6. Cuando la gente te confunda con un psicólogo licenciado y con título, no les saques de su error. Simplemente deja que lo sigan creyendo por el sencillo método de no afirmar nada, pero tampoco negarlo. Simplemente, cambia de tema. Eso sí, hazte llamar "terapeuta".
7. Puedes ser terapeuta sin haber tratado a un paciente en tu vida. Es más cómodo y menos arriesgado dedicarte a dar conferencias, cursos y seminarios sobre la terapia que practicarla. 
8. Imprescindible: Tu terapia es global, trata cuerpo y mente en su conjunto y sirve para todo, desde solucionar un problema de pareja hasta curar el sida. Sobre todo destaca su valor en la resolución de conflictos, aunque no seas capaz de resolver ninguno seguro que hay gente que te escucha. 
9. Energías, inconsciente colectivo, conciencia colectiva, crecimiento personal, desarrollo emocional, arquetipos, felicidad, amor, perdón, paz interior... todas estas palabras clave deben repetirse constantemente en tu discurso.
10. No pretendas que lo que dices sea lógico ni, por supuesto que esté probado. ¿Que eres homosexual? Eso es por culpa de que tu madre tuvo un aborto de lo que iba a ser una niña, y la energía de esa niña no nacida permanece en la familia y acabas adoptando un rol femenino. ¿Que no encuentras pareja? Eso es porque alguna vida anterior está interfiriendo en tus emociones. ¿Que te ha dado un infarto? Eso es porque amas y no eres correspondido en la misma manera. Cuanto más delirante sea la explicación para los problemas, más adeptos conseguirás.
11. Monta todo un merchandising de libros, conferencias, seminarios, congresos, cursos técnicos, aplicaciones de tu terapia al mundo de la empresa... Es más barato que los amuletos y los aparatos energizadores, que ya no se llevan nada.
12. Si alguien te pide pruebas, hazte la víctima: El sistema de la ciencia oficial está dominado por las multinacionales farmacéuticas que prefieren que la gente compre Prozac a que haya terapias curativas como las que tú propones. Recuerda, no eres un charlatán, eres una víctima del sistema. Aun así, cita supuestos casos reales, acaecidos en otros países y publicados por otros gurús de la misma corriente que tú. Cita mucho a Freud y a Jung. Entremezcla en tus argumentos investigaciones científicas reales con conocimientos milenarios y filosofía oriental.  Por último, si te siguen pidiendo pruebas, haz una demostración de diginidad ofendida, di que eres un profesional y no tienes por qúe pasar por esto y lárgate antes de que se te vea el plumero. 
Si sigues estos consejos y sales a la caza del incauto (= personas perdidas, frustradas o descontentas con su vida, deprimidas, enfermas -en ese caso mejor con enfermedades incurables, si luego se muere dices que "no llegó a creérselo" y listo- y en general personas desencantadas de la religión pero que siguen buscando un sentido trascendente a su vida) verás como en un par de años te estás riendo de la crisis a carcajada limpia. Y de paso, de tus clientes.

miércoles, 11 de marzo de 2009

No hay atajos.

Tanto en lo profesional como en lo personal, todos buscamos atajos. Forma parte de nuestra cultura. La sociedad competitiva y esquizofrénica en la que vivimos nos ha educado para conseguir objetivos rápidamente y si no desecharlos y marcarnos objetivos nuevos. No importa el año que viene o el siguiente, lo que queremos lo queremos ahora. Toda la publicidad se aprovecha de esta necesidad, es más. su objetivo es crearnos necesidades nuevas.
No es de extrañar que, al calor de todo esto, los vendedores de sueños estén tan de moda. Disfrazados con metodología pseudocientífica a veces, o como técnicas ancestrales, han surgido cientos de "técnicas" y "metodologías" que bajo el eufemismo del "crecimiento personal", la "estrategia empresarial" o incluso la "gestión del conocimiento" nos ofrecen todo un abanico de posibilidades que nos prometen llevarnos a alcanzar nuestros objetivos, tanto a nivel personal como empresarial.
No tengo nada en contra del yoga, el tai-chi, el feng shui, la planificación estratégica, la gestión del conocimiento o cualquier otro de estos métodos. Lo que me da miedo es el uso que pretendemos hacer de ellos. 
Hay personas que sinceramente se han creído que por hacer algo de esto son mejores personas. Conozco gente que debe tener, según ellos, una vida interior fantástica, pero que en el resto de aspectos de su vida no se nota en absoluto. Han puesto a su experiencia interior por encima de sus experiencias físicas cotidianas, probablamente porque éstas no les gustan en absoluto. Creen que replegándose dentro de uno mismo encontrarán la manera de evadirse de lo que no les gusta o, lo que es peor, que a través de experiencias interiores van a mejorar su vida. 
A mí me suena pseudoreligioso, pero a religión mal entendida. Del mismo modo que se vio que no bastaba con rezar a Dios para conseguir objetivos en la vida ("A Dios rogando y con el mazo dando"), mucha gente acaba dándose cuenta que los problemas en la vida se resuelven, además de preparándose interiormente, afrontándolos.
A nivel empresarial es peor la cosa. No es que no se afronten los problemas, pero se ha extendido una especie de "new age" empresarial, pregonador del buen rollito como solución a todos los problemas, que pretende que los trabajadores no sólo vayan contentos a trabajar sino que se identifiquen con su empresa y se sientan orgullosos de ella. No diré que eso no sea posible, pues hay un puñado de empresas que lo han conseguido. Muchas som empresas familiares con varias generaciones en las que se ha establecido una cultura tradicional de "familia" con los trabajadores. Algo muy duro y que necesita de muchos años para desarrollarse. Algunas otras lo han conseguido creyéndose de verdad que las personas importan y creyéndose de verdad que las ideas de cualquier empleado son tan buenas como las de un directivo, caso, por ejemplo, de Google. 
Puesto que si queremos tener unos trabajadores implicados no podemos esperan cincuenta años, no nos queda más remedio que imitar a Google. Pero claro, lo hacemos mal. Como en la mayoría de los casos, los que tienen el poder, la "casta" dominante no cede posiciones por las buenas. ¿Admitir que una persona sin varios masters y títulos rimbombantes puede tener ideas tan buenas como uno de los alambicados directivos? ¿Creer que la experiencia del día a día es tanto a más valiosa que la sesuda planificación en los despachos? Ni de coña. Pero como algo hay que hacer, nos apuntamos al new age empresarial, ponemos en marcha acciones de responsabilidad social corporativa, redecoramos la oficina para que parezca una discoteca chill-out... pero no nos creemos nada de ello. Lo hacemos "para tener a la gente contenta", pero no tocamos un pelo sus condiciones laborales para que sus empleos sean menos precarios o sus salarios más justos. Queremos que asuman responsabilidades y nos quejamos de que no quieran hacerlo, pero no estamos dispuestos a compartir los beneficios. Ahora en época de crisis les pedimos un esfuerzo salarial y les regateamos el sueldo, pero nosotros no variamos un ápice nuestro estilo de vida. 
Es decir, que las empresas pregonan valores que sus directivos no cumplen, y mientras eso sea así, ya pueden poner aromateriapia en la oficina o presentar rimbombantes planes estratégicos, seguirán sin tener credibilidad.