martes, 28 de febrero de 2012

Death by Power Point. La importancia de una buena presentación

Es curioso ver cómo el crecimiento exponencial del número de ponencias, eventos y presentaciones comerciales, científicas, económicas y de toda índole que usan el Power Point (o cualquiera de sus hijos, desde Keynote a Prezi) no va acompañado por un aumento de la calidad de las mismas ni, lo que es peor, de la capacidad de llegar hasta el público. Más bien al contrario.

Una presentación en público (ahora ya no se llaman conferencias o charlas, ahora son "presentaciones". Es decir, ya nombramos la parte por el todo) es un acto que tiene mucho de teatro: hay un escenario, un público, un "actor" y un texto que se quiere comunicar. Cualquier actor con tablas sabe que, por muy bueno que sea el texto, si está mal interpretado será un fracaso. Y viceversa: Un texto mediocre puede ser algo memorable en manos de un buen actor.


¿Qué intención tenemos cuando realizamos una presentación? Se supone que queremos comunicar. Es decir, crear una impresión en el público que le haga recordar y/o reflexionar sobre lo que estamos transmitiendo.


Lamentablemente, cada vez son más escasas las presentaciones en las que se logra este objetivo, y en parte se debe al abuso del Power Point. Fiamos el éxito o el fracaso a la presentación en sí, cuando ésta no es más que una herramienta que ayuda a mejorar la comunicación.




Este vídeo de Don Mc Millan relata en tono humorístico verdades como puños. A veces, el Power Point puede ser nuestro peor enemigo.


A continuación, algunas claves para mejorar la eficacia de una presentación:



  • El protagonista absoluto eres tú, no la presentación. Si la gente acudiera a ver presentaciones, sería más cómodo que se las mandaras por e-mail y verlas cómodamente en casa. Es a ti a quien quieren ver.
  • Nunca, jamás, de ninguna manera, consientas en realizar una presentación sentado. Perderás el 75% de la eficacia en la comunicación no verbal. Hay que ser realmente un ponente extraordinario para lograr comunicar bien sentado tras una mesa. Piensa que tu cuerpo habla por ti.
  • Cronometra, por favor. Siempre  deben quedarte al menos 10 minutos de margen sobre el tiempo marcado. Piensa que muchas veces lo más interesante de una presentación surge en el turno de preguntas, por lo que debes reservarle tiempo.
  • Ensaya, ensaya y vuelve a ensayar. Debes conocer la presentación de memoria.Sólo así se convertirá en tu aliada y no en tu competidora (o tu enemiga)
  • Menos es más. No quieras comprimir todo lo que sabes sobre el tema. Prepara diapositivas claras, con poco texto, letra GRANDE y mucha imagen.
  • No abuses de las estadísticas. Está bien que las utilices, pero no te pongas a analizar todos y cada uno de los gráficos que presentas. Destaca lo que tú consideras fundamental e ignora el resto.
  • No te dediques a leer o repetir lo que ya está escrito. Puedes repetir una frase importante que quieras destacar, pero deja que sea el público quien lea por sí mismo.
  • Muévete, rompe las barreras, baja del escenario, interactúa con el público. Cuanto más cercano te sientan, más atención te prestarán.
  • Vívelo. Si realmente no te apasiona lo que vas a decir, mejor no lo digas. Si a ti mismo te parece aburrido, imagínate al público.
  • No tengas miedo de tener miedo. Hasta el mejor de los actores está nervioso los primeros minutos en escena. Date tiempo para sentirte cómodo y relajado.
  • Analiza tus muletillas. Si te pasas la presentación entera diciendo "y entonces", "sin embargo", "en realidad", "ejem..." eso es lo que va a quedar en la mente del público. Conoce tus debilidades y corrígelas ensayando.
  • Prepárate unas cuantas frases de impacto. Si alguna es humorística, mejor que mejor.
  • Piensa detenidamente antes de empezar a escribir nada, qué es lo que quieres que quede en la menta del público cuando finalices, y cíñete a eso.
  • Grábate y escúchate, o mejor aún, ensaya con público. Dos o tres personas que te escuchen y te ayuden a corregir fallos te ayudarán mucho.
  • No corras. Marca una pausa de 2-3 segundos después de decir algo importante. Utiliza los silencios. Huye del ritmo monótono y el tono monocorde.
  • Remarca lo importante con tus gestos. Que tu cuerpo y tu cara ayuden a comunicar, no al contrario.
  • No todo el mundo es un buen comunicador. Si tú eres un experto en un tema pero comunicas mal, hazte acompañar en la presentación de un buen comunicador. Te ayudará a sacar lo mejor de ti y el público no se aburrirá.
En definitiva, nunca olvides que estás en un escenario y que en ese momento eres un actor. No tengas miedo de sobreactuar, a veces es la única manera de vencer al miedo escénico.


Gracias a Javier Pedreira @wicho por el enlace del vídeo.


martes, 21 de febrero de 2012

Social media y estadísticas.

Como si de una enfermedad contagiosa  se tratara, no hay profesional o aficionado a los social media en este país que no se haya apuntado a la moda de las estadísticas americanas. Esto es especialmente notorio en Twitter, donde, si sigues a muchos especialistas en marketing, tu TL se ve literalmente inundado de infografías e informes estadísticos del otro lado del Atlántico, todos ellos hablando de lo mucho que las empresas utilizan los social media para sus estrategias de marketing.
Un servidor no tendría nada que objetar a este fenómeno, si no fuera por un pequeño detalle: Esos informes se utilizan de forma sesgada en muchos casos, incluso omitiendo su procedencia, para extrapolarlos al mercado español. Así leemos cosas como que "el 80% de las pymes utilizan los social media" o que "el sueldo medio de un community manager es de 50.000 euros anuales" que a cualquier conocedor de la realidad empresarial de nuestro país le producen un ataque de hilaridad.
Si esto viniera de legos en la materia, tendría disculpa. No la tiene cuando la inmensa mayoría de profesionales de la cosa las utilizan. Creo que hay algo detrás, un cierto empeño en negar la realidad de que vivimos en un mercado diferente.
En discusiones con algún experto me lo ha justificado con dos argumentos: La escasez de estadísticas nacionales sobre la materia y el hecho de que "lo que sucede en Estados Unidos acaba sucediendo aquí". Ambas cosas son sólo parcialmente ciertas. Ni hay tan pocas estadísticas nacionales (existe un observatorio nacional de redes sociales patrocinado por BBVA y Microsoft, y Red.es publica regularmente estadísticas sobre el uso de internet) ni es cierto que TODAS las tendencias americanas acaben importándose.
Lo cierto es que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Se ha dicho tanto, se ha escrito tanto y se ha exagerado tanto sobre redes sociales que enfrentarse a la realidad, sobre todo a nivel de empresas, es complicado para mucha gente. Pero la realidad es tozuda, y para muestra de como están las cosas por aquí, unos cuantos ejemplos:
- Cualquier aspirante a community manager debería darse una vuelta por Infojobs y buscar las ofertas de empleo en la materia: En toda España no se publican más allá de 10 al día, la mayoría con perfiles netamente informáticos o de "hombre orquesta". Y de los sueldos, para qué vamos a hablar.
- El uso de redes sociales por parte de las empresas sigue siendo minoritario. Salvo en sectores muy concretos (turismo, marketing, etc) las empresas, sobre todo las pymes, les dan la espalda o, en el mejor de los casos, las utilizan mal. Son realmente muy pocas las empresas que hacen un uso intensivo de los social media como herramienta de marketing y comunicación.
- Pinterest, el último hype del que todo el mundo habla. Su presencia entre las empresas españolas es prácticamente nula. Realmente alguien cree que las empresas se van a lanzar masivamente a usarla, cuando ni siquiera usan Facebook? Yo, desde luego, no. Acordémonos de Quora, que hace tan sólo un año iba a ser "el nuevo Twitter"...
Demostrar profesionalidad en marketing, al menos tal y como yo lo veo, no significa ser un early adopter o estar a la última. Ambas cosas no son malas, pero por encima de ello, si se quiere asesorar correctamente a los clientes que nos dan de comer, es necesario tener los pies en el suelo. Eso significa ser capaz de realizar un análisis riguroso de las necesidades de nuestro cliente sin dejarnos llevar por entusiasmos que, al final, nos convierten en vendedores de humo.

lunes, 6 de febrero de 2012

Lo personal y lo profesional en redes sociales

Últimamente se alzan muchas voces críticas contra los que damos nuestra opinión o nuestros consejos sobre el uso de redes sociales como herramienta de marketing. Sin ánimo de entrar en polémicas con nadie, hay una corriente de pensamiento que viene a decir más o menos: "En las redes sociales no hay reglas. Cada uno las usa como le da la gana y todos los usos son igual de respetables". 

A priori no tengo nada que objetar a esta afirmación si la circunscribimos al uso personal que cada uno haga de sus cuentas en Twitter, Facebook u otras redes. Desde estar en contacto con tus amigos hasta tuitear noticias o colgar vídeos cachondos, efectivamente cada uno hace el uso que quiere. De eso se trata, de que las redes sociales  son espacios de expresión libre en el que cada uno se muestra como es o como quiere hacer creer que es. 

Otro cantar es hablar del uso profesional de los social media como herramientas de promoción de una marca, sea una marca personal o la de una empresa. Ahí sí que discrepo radicalmente con la doctrina del "todo vale". Y sí, hay reglas básicas. Exactamente las mismas reglas que rigen en cualquier otro tipo de comunicación o interacción corporativa o de marketing. Hay cientos de ejemplos de sonoras meteduras de pata de community managers o directivos poco respetuosos con los valores que su empresa pretende transmitir, que han tenido consecuencias muy negativas para la reputación online de sus marcas.

Al final se trata de algo tan sencillo como eso: la transmisión de valores de la marca. En qué cree la empresa, cuáles son las reglas del juego que se establecen en su relación con sus clientes y seguidores, en definitiva, qué puede esperar una persona que interactúe con ellos. Los valores son la base sobre la que después se establece la política de comunicación de la empresa, dentro y fuera de las redes sociales, tanto con sus empleados como con el público en general. 

Lo primero que es exigible a una marca es que sea coherente con lo que vende y con cómo se vende. Sus acciones  de marketing y publicidad estarán basados en valores como el compromiso, la transparencia, la honestidad o cualesquiera que sean los que la empresa decida. Una vez decidido qué es importante, hay que ser coherente con ello, si no la publicidad se convierte en algo vacío y acartonado a lo que el cliente no prestará atención, ya que sabe que se  dice una cosa y luego se hace algo muy diferente.

Las redes sociales son un elemento básico en la reputación de una marca. Hoy, si hablamos de reputación, tenemos necesariamente que hablar de reputación online. Dado que no podemos controlar lo que la gente dice de nosotros, debemos ser extremadamente cuidadosos en qué es lo que nosotros estamos fomentando que digan. 

Por tanto, sí hay reglas en la interacción con los usuarios y seguidores. La primera es la coherencia, pero hay algunas otras que deben ser tenidas en cuenta:

  • Promoción. Los mensajes puramente promocionales deben ser limitados y no constituir la mayoría del contenido que aportamos. Si queremos amplificación, necesitamos tener seguidores, y esos seguidores vendrán por la aportación de valor que les hagamos. Por supuesto que una promoción apetitosa es una aportación de valor en sí, pero no puede ser lo único que hagamos.
  • Interacción. Nunca olvidemos que la comunicación en redes sociales es bidireccional. Interactuar con los usuarios intensifica el recuerdo de la marca mucho más que cualquier mensaje promocional. Los datos son claros: En Twitter el recuerdo de la interacción con una marca duplica al que se obtiene en Facebook (Observatorio Español de Redes Sociales, 2011) y esto es debido a que en Twitter la interacción es una conversación, mientras que en Facebook la interacción se realiza por la vía de la promoción. 
  • Inmediatez: Cuando una persona inicia una conversación, queda a la espera de una respuesta, que debe ser lo más rápida posible para evitar que dicho usuario se sienta abandonado o ninguneado por la marca. Si en nuestro perfil de empresa dice que estamos ahí para hablar, hagámoslo, y si no, no lo digamos.
  • Aportación de valor: La receptividad del cliente hacia un mensaje promocional es mucho mayor si esa misma marca se preocupa de aportar valor "gratis" al usuario. Desde aconsejarle cómo utilizar el producto hasta prestarle una correcta atención al cliente, pasando por hacerle llegar tendencias o noticias relacionadas, son muchas las formas en las que ese valor puede ser aportado. 
La lista podría ser mucho más larga, pero creo que éstas son las ideas básicas a partir de las que podemos construir una estrategia eficaz de presencia online para nuestro negocio. Después, a nivel personal, cada uno que haga de su capa un sayo.