jueves, 30 de diciembre de 2010

Marketing en redes sociales: Lo que NO debes hacer.

Unas cuantas pautas sobre los errores más comunes que cometen las empresas al gestionar su presencia en redes sociales:

1. No estés por estar. La presencia en redes sociales debe tener unos objetivos claros: potenciar el valor de la marca, crear fidelidad, conocer la opinión de los clientes, apoyar campañas...Lo que sea, pero ten presente que los objetivos se definen a priori y a partir de ellos se diseñan las acciones de marketing más adecuadas en cada caso. Pregúntate siempre, antes de colgar un post, un tweet o hacer un comentario, qué pretendes conseguir con ello.

2. No eres una empresa: Eres una persona que representa a una empresa. Un tono muy institucional o excesivamente publicitario, esconderte detrás de nombres falsos o seudónimos, no dejar claro que detrás de la estrategia comercial hay una persona con la que se puede interactuar...todo ello te llevará al fracaso y al rechazo de las personas con las que querías interactuar.

3. No pongas a representar a tu empresa a alguien que no tenga suficientes conocimientos de lo que vendes y lo que haces y que no conozca y comparta los valores de tu empresa. No es necesario que sea un especialista técnico, pero tiene que tener capacidad de responder a preguntas o reclamaciones y de discernir, cuando le hagan una pregunta difícil, a quién debe dirigirse para que le ayude a responderla.

4. Los comentarios negativos son muy útiles. Jamás los ignores ni los dejes sin responder. Agradécelos como una herramienta de mejora, y piensa que por cada persona que se toma la molestia de hacer un comentario negativo hay muchas más que comparten esa opinión pero no se toman la molestia de hacer ese comentario.

5. Si mientes, pretendes dar gato por liebre o simplemente exageras las propiedades de tu producto, no te metas en las redes sociales. Irás por lana y saldrás trasquilado.

6. Analiza tus puntos débiles a todos los niveles: Medioambientales, financieros, clima laboral... Es por donde primero te atacarán, así que mejor es que estés preparado.

7. Tu presencia en las redes sociales debe ser activa y tus interacciones rápidas. Ejemplo: Si tardas más de una hora en responder a un tweet, estás perdiendo un tiempo precioso. Si tienes un blog corporativo, revísalo todos los días y responde a los comentarios. Sólo puedes borrar los insultos o los comentarios que no tengan nada que ver con el tema del que se trate. Facebook requiere una revisión como mínimo dos veces al día.

8. Te parecerá chocante, pero lo mejor que puedes hacer en las redes sociales es no anunciarte. Si buscas prestigiar tu marca, aporta valor a tus seguidores con comentarios sobre temas que les interesen. Si diseñas una campaña, hazla interactiva y buscando la difusión viral y el boca-oreja. Recuerda que es el usuario el que tiene potestad para seguirte o no, y si le fríes a publicidad acabará aburriéndose de ti.

9. No te repitas ni satures a tus seguidores con tweets, retweets, comentarios en FB... Piensa que también son seguidores de más gente aparte de ti.

10. Más que hablar y difundir los mensajes, lo que más valor te va a aportar es escuchar. Revisa lo que se dice de ti e invita a los usuarios de las redes sociales a dirigirse a ti por iniciativa propia cuando lo deseen, ya que ésas serán las comunicaciones más valiosas para ti.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Socialmanía.

Es muy viejo eso de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero visto el entusiasmo que la socialización despierta en los gurús de internet (reconvertidos en 'social media experts') va a ser que es cierto. Por lo visto, las redes sociales son la nueva panacea del negocio en internet.

Hagamos algo de memoria. Allá por el año 1995 se vivió un entusiasmo similar por todo lo que oliera a la entonces incipiente expansión de internet. Surgieron miles de empresas puntocom de la nada, con un modelo de negocio basado en el principio "hay que posicionarse ahora porque el crecimiento de internet va a ser exponencial y en un futuro muy cercano nos vamos a forrar" Esas empresas multiplicaron su valor en Bolsa, todos los días nos desayunábamos con noticias sobre compras y ventas millonarias (¿Alguien se acuerda de lo que Telefónica pagó por Lycos?) y todo eran grandes promesas de futuro. Había que estar en internet, había que vender online: los bancos, los supermercados, los modelos tradicionales de negocio tenían los días contados. En aquélla ocasión, no tan lejana, el boom fueron los portales: reunir en una misma web todo lo que el usuario iba a buscar en la red: noticias, búsquedas, tienda online... hasta que llegó la debacle, todo aquello se disolvió como un azucarillo y emergió de las cenizas un nuevo gigante que hizo de la simplicidad su bandera: Google.

Yo soy usuario y firme partidario de la socialización en internet, que nadie se equivoque. Creo que aporta muchas ventajas que, tan machacadas como están siendo últimamente, no voy a repetir aquí. Lo que no soy es un creyente, ni mucho menos un converso. Por eso me gustaría manifestar mis dudas ante algunos de los argumentos que más se oyen en boca de los SMM (social media maniacs). A saber:


  • La estrategia en social media puede ser un complemento o la guinda del pastel, pero en la inmensa mayoría de los casos no puede ni debe sustituir a las estrategias tradicionales de marketing. 
  • Se publican todos los días informes elaborados por consultoras privadas con cosas tan sonrojantes como "el 80% de los consumidores confía en las redes sociales antes que en los anuncios para decidir una compra". Teniendo en cuenta que al 40% de los encuestados habrá sido necesario explicarles primero qué es una red social y cómo funciona, a partir de ahí que cada uno decida la credibilidad de esos datos....
  • Ser usuario registrado de una red social no significa ser usuario activo de la misma. Si buscamos estadísticas de uso, tiempo de conexión, número de interacciones, etc, el número de usuarios que pueden ser 'targets' potenciales de una estrategia de marketing online es mucho menor de lo que parece.
  • Estar en Twitter o en Facebook a toda costa como parte de nuestra estrategia, para que luego el 80% del contenido que aportamos sean refritos (perdón, retweets), check-ins de Foursquare (a mí qué me importa si vas a Mercadona, si estás en la T4 de Barajas o comiendo en una pizzería) o comentarios personales, es contraproducente a largo plazo. Los usuarios valoran aquello que les aporta valor, y eso es tan cierto fuera como dentro de las redes sociales. 
  • Las redes sociales funcionan persona a persona. Eso implica trabajo, tiempo, dedicación y profesionalidad. Ojo, no me refiero solamente a profesionalidad como conocimiento del medio de difusión (que también), sino demostrar profesionalidad en los contenidos que se difunden.  No podemos poner a cualquiera al frente de una estrategia de social media por mucho que sea un experto en ello. Debemos colocar en esos puestos a personas que conozcan nuestra empresa y sean capaces de interaccionar en tiempo real transmitiendo nuestros valores. Nos va la imagen corporativa en ello. 
  • Pregúntate qué uso hacen de las redes sociales los potenciales destinatarios de tu estrategia, y adáptate a ese uso...si puedes. Facebook sigue siendo, digan lo que digan, una red de la que se hace un uso lúdico en la mayoría de los casos. Entrometernos con publicidad directa en las relaciones personales es contraproducente. Debes buscar otras formas.
  • De lo que oigas decir a los gurús, créete la mitad y aplica la cuarta parte. Internet está lleno de cadáveres que iban a ser un bombazo y resultaron una ruina ¿Alguien se acuerda de Terra?
  • Cuando baje la marea, no todas las redes sociales sobrevivirán. He leído informes muy bien argumentados que auguran la desaparición de Twitter. 
  • Hace dos años nadie sabía lo que era un community manager. Pon en cuarentena a los supuestos especialistas que están apareciendo de la nada.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Entender la especulación: ¿Qué es una posición corta?

Se habla mucho de los movimientos especulativos en la bolsa y los mercados de deuda, pero se nos explica poco de cómo funcionan esos mercados. Tendemos a pensar que la Bolsa es un lugar donde se compran y venden acciones y que éstas suben o bajan de precio según la ley de la oferta y la demanda, pero el grado de complejidad (y perversión) del sistema bursátil es tal, que hoy día las cosas distan mucho de ser tan simples.

Uno de los principales triunfos de los especuladores ha sido que los reguladores de los mercados financieros autoricen las llamadas "posiciones cortas", que permiten a un inversor apostar a que un determinado valor bajará  su precio y ganar dinero con esa operación. Exactamente lo contrario de lo que se supone que es la razón de ser de la Bolsa.

Dicho brevemente, las posiciones cortas funcionan así: Tú tienes acciones de una empresa que yo creo que va a bajar de precio en un plazo breve. Se supone que, porque tu inversión en esa empresa es a largo plazo, no deseas venderlas aunque vayan a bajar en los próximos días, porque confías en que luego subirán.

La jugada es la siguiente: Yo te pido que me prestes tus acciones un par de días, a cambio de una comisión, y me comprometo a devolvértelas. Tú me las prestas, por ejemplo 1000 acciones de un banco que cotiza a 5 euros. Una vez me las has prestado, yo las vendo. Ingreso 5000 euros. Como yo esperaba, las acciones bajan (ayudadas porque mucha gente está haciendo lo mismo que yo para hacer que bajen de forma artificial) Dos días más tarde, cuando yo tengo que devolvértelas, cotizan a 4,50 euros. Yo compro las 1000 acciones por 4500 euros y te las devuelvo. En la jugada he ganado 500 euros, menos la comisión que tengo que pagarte por prestármelas. Así es como se gana dinero cuando las acciones (o las divisas) bajan de precio.

La clave está en que los reguladores admiten este tipo de operaciones sin demasiadas restricciones. Esto causa una enorme distorsión en el funcionamiento y la finalidad de los mercados, dado que cuanto mayores sean las subidas o las bajadas, mayores serán los beneficios de los especuladores. Todo esto no tiene nada que ver ni con la economía real ni con el valor auténtico de las empresas con las que se negocia de esa manera, pero tiene serias consecuencias para esas mismas empresas. De locos.