lunes, 31 de enero de 2011

Aaaargh! Tengo que hablar en público! ¿Qué hago? Consejos prácticos

Llevo más de 10 años dando clases de comunicación en público, y cada vez que empiezo un curso me encuentro con una situación similar: Alumnos desesperados porque tienen que dar conferencias o realizar presentaciones y o bien son presa del pánico cuando lo hacen, o se han dado cuenta de que resultan soporíferos.

Aprender a hablar en público lleva tiempo y esfuerzo.Se trata de un nivel de comunicación diferente al que estamos acostumbrados (la comunicación persona a persona) y por tanto plantea necesidades diferentes que deben ser cubiertas. Sin embargo, muchas veces pretendemos hacerlo sin haber realizado una mínima preparación, y ahí está el error fundamental. En mis clases aplico técnicas procedentes de la narración oral y el teatro a este problema, y debo decir que los resultados son muy buenos. Ahí va una lista de cosas a tener en cuenta:


  • En el momento en que estamos ante un público que nos escucha, se esta produciendo un acto de comunicación escénica, y por tanto las reglas del teatro son de aplicación.
  • En primer lugar, trabaja bien el texto. No es lo mismo un texto escrito para ser leído que uno para ser contado. Tienes que CONTAR una historia, tener agilidad narrativa, hacer interludios humorísticos o dramáticos. Es preferible que las partes más aburridas, como cifras y estadísticas, se proporcionen a la audiencia por escrito y tú centrarte en sacar conclusiones de ellas. En tu discurso tienen que pasar cosas.
  • Si vas a usar una presentación, no te dediques a leer lo que dicen las diapositivas. La gente sabe leer solita. Dales tiempo a que lean y asimilen lo que les pones y tú compleméntalo, refuérzalo o haz énfasis en lo importante.
  • Ensaya previamente. Lo ideal es que ensayes ante otra persona que te pueda corregir, pero si no puedes, un espejo de cuerpo entero puede ser un sustituto válido. Ensaya hasta que te convenzas a ti mismo.
  • Cronometra tu discurso y si estás muy justo de tiempo, recórtalo. No se trata de la cantidad, sino de la calidad de la información que vas a dar. 
  • Grábate y escúchate. ¿Te pareces convincente? Estudia tu forma de hablar y en qué tienes que mejorar. ¿Hablas muy bajito? ¿Vas deprisa? ¿Respetas los signos de puntuación? ¿Haces pausas? ¿Hay cambios de ritmo o eres monótono?
  • No tengas miedo del miedo. Los nervios, en dosis moderadas, son buenos y te mantienen alerta. Además, son inevitables. Hasta el más experimentado de los actores se pone nervioso antes de salir a escena. Haz ejercicios de relajación antes de empezar, y unos minutos antes tómate tu tiempo para relajarte: Estiramientos, calentar la voz (es un buen truco "tararear" una canción con la boca cerrada, usando sólo la M) y sí, hacer pis antes de empezar ayuda mucho.
  • Siempre que puedas, huye de atriles y micrófonos no inalámbricos. Tienes que poder moverte por el escenario y/o entre el público.
  • El público tiende a buscar un sentido a todo lo que hagas. Tus gestos, tus movimientos y tus desplazamientos deben ser coherentes con lo que dices y ayudar a su comprensión. Por tanto, revisa en el espejo cuáles son tus gestos que denotan nerviosismo, y no te pasees innecesariamente. Muévete cuando el discurso pida que te muevas. El público no sólo va a oírte: también a verte. 
  • Habla con las manos. Para eso tienes que sentir que los codos no están pegados al cuerpo, y para eso necesitas que tu cuello y espalda no estén tensos.
  • Vigila tus muletillas. Son esas palabras que repetimos de forma inconsciente para darnos tiempo a pensar, como "vale", "entonces", "bien"... y que repetimos constantemente. Hay que procurar ser conscientes de ellas y eliminarlas en la medida de lo posible.
  • No seas monocorde. No tengas miedo de exagerar tus emociones. Siempre te parecerá que estás dando más de lo que en realidad das. Es importante que el público no te vea como un busto parlante, sino como una persona que experimenta emociones ante lo que está diciendo.
  • Habla despacio y vocaliza, o mejor dicho, consonantiza. Pronuncia todas y cada una de las consonantes. Siempre te parecerá que vas más lento de lo que vas en realidad.
  • Usa las pausas. Cada vez que digas algo importante, haz una pausa contando mentalmente hasta 3 y continúa. 
  • Mírales a los ojos. No hables mirando al tendido. Escoge a varias personas distribuidas al azar por la sala y cuéntales a ellas el discurso.
  • No tengas miedo de "avasallar" al público. Un orador tímido es un orador ineficaz. Si tú estás en escena, tú tienes el poder de controlar la situación. 
  • Haz que participen. Muchas veces, lo más enriquecedor de una conferencia es el turno de preguntas. Dales tiempo para ello.
  • Vigila tu vestimenta. Si tu ropa o tus complementos llaman mucho la atención, distraerás innecesariamente a tu audiencia. Huye de colores llamativos, collares grandes, pulseras recargadas y camisetas con mensaje. Lo que quieres que destaque es tu cara y tus manos. 
  • Siempre que sea posible, estudia previamente el lugar donde vas a hablar. Verifica la iluminación, la acústica, acostúmbrate al micro si has de usarlo y comprueba cómo y por dónde te interesa moverte.
  • Dar un discurso sentado detrás de una mesa es un error que no debes cometer. Ponte de pie siempre, ya que necesitas que tu audiencia te vea bien. 

viernes, 28 de enero de 2011

Twitter vs. Facebook: Cada uno en su sitio

Si tengo una empresa y quiero estar presente en las redes sociales, muchos especialistas me animarán de manera entusiasta a utilizar Twitter, pintándomelo como un dechado de virtudes y casi sin defectos. Utilizar Twitter como parte de una estrategia bien diseñada de marketing online es, desde luego, una buena idea, pero hay que pararse a pensar para qué voy a usarlo y qué objetivos quiero alcanzar.

Twitter tiene en España unos 2,2 millones de usuarios a fecha Enero de 2011. No es, por tanto, una red social popular como Facebook o Tuenti. Esto tiene ventajas e inconvenientes.

Creo que la principal ventaja de Twitter, por encima de la inmediatez tan cacareada, es el perfil de usuario. En general en Twitter se hace un uso más profesional y especializado que en otras redes (excepto LinkedIn o Xing), por lo que constituye una excelente herramienta de difusión de contenidos entre grupos de profesionales con intereses comunes, con especial incidencia en los profesionales del marketing, periodismo, publicidad, tecnología...

En ese sentido, Twitter es más potente de lo que su pequeño tamaño puede hacer pensar, ya que sus usuarios pueden hacer de altavoces para hacer saltar nuestras noticias, opiniones o publicaciones a otros medios, tanto online como offline. Es, por tanto, una buena herramienta para dar a conocer nuestra empresa, bien como tal o a través de las publicaciones de personas de nuestro equipo (algo posiblemente mucho más útil).

Sin embargo, si buscamos posicionar nuestra marca, aumentar las visitas a nuestra web o fidelizar clientes, entablando una comunicación bidireccional y realmente multimedia sin limitarla exclusivamente a difundir links, Twitter es una herramienta tremendamente limitada si la comparamos con Facebook o, en menor medida, Tuenti, que además tienen muchos más recursos de promoción, selección del público objetivo y monitorización de resultados. Los 140 caracteres de Twitter impiden profundizar en ningún tema y sus herramientas de búsqueda se quedan muy cortas.

Por tanto, no caigamos en el error de hacer el mismo uso de las dos redes, ya que cada una tiene una finalidad diferente. Es necesario diseñar una estrategia específica para Facebook y otra para Twitter, teniendo en cuenta las particularidades de cada uno y el perfil de usuario al que queremos dirigirnos.

lunes, 24 de enero de 2011

La Ley Sinde y las reglas del mercado: Muchas preguntas sin respuesta

Parece que sí, que PP y PSOE se han puesto de acuerdo para aprobar la Ley Sinde con algunas modificaciones. Y se ha hecho el caos en internet, que a esta hora es un hervidero de tweets, posts, críticas más o menos constructivas (o no) y lamentos desesperados. El caso que es parece que la llamada 'industria cultural' se va a salir con la suya, y lo que es más importante, hurtándonos el que yo creo que es el principal debate. Nos hemos lanzado todos a criticar la ley (con razón), a argumentar en su contra, a poner más o menos verdes a los políticos y a la SGAE, pero son mucho más escasas las reflexiones sobre una realidad imparable, aunque incómoda para la industria: el cambio de hábitos de consumo de los contenidos culturales.

Venimos de un modelo en el que las grandes empresas mandaban. Ellos decidían qué teníamos que escuchar, qué películas teníamos que ver y quiénes debían ser nuestros ídolos.Y por supuesto, cuánto teníamos que pagar por ello. Tanto era así que los creadores que se salían del circuito comercial al uso no tenían más remedio que asumir que estaban condenados a no llegar al gran público, dado que no contaban con canales de distribución suficientemente potentes para ello.

Si algo ha quedado claro con el debate de la Ley Sinde, es que los defensores del "todo gratis" son muchos menos de lo que nos quieren hacer creer. El problema es económico, pero no por el dinero que supuestamente la industria deja de ganar por la piratería (que no dudo que exista, pero sin duda las cifras son menores de lo que dicen, ya que asumen que los contenidos que se descargan se iban a transformar automáticamente en ventas, y no es así) sino por el coste que tiene para ellos reconvertirse a un esquema de negocio diferente para el que a todas luces no están preparados. Resistencia al cambio pura y dura, revestida de hipocresía, porque no dudo de que tengan muy buenos expertos en marketing, y hasta un estudiante novato sabe que en productos de gran consumo las tendencias de mercado son prácticamente imposibles de cambiar. Así que me surgen una serie de cuestiones que no parece que nadie tenga interés en responder.


  •  ¿De verdad alguien cree que las ventas de CD y DVD, formatos moribundos ambos, van a repuntar? Lo mismo vale para la asistencia a las salas de cine. 
  • Se argumenta que el negocio de los contenidos online no prospera por la falta de seguridad jurídica, dada la competencia desleal del "todo gratis". En ese caso, iTunes, Spotify y tantos otros deberían haber cerrado ya hace bastante. 
  • Los consumidores de televisión están cambiando muy rápidamente sus hábitos. ¿Por qué tengo que ver mi serie favorita a la hora y el día que los programadores quieran? ¿Dónde está la alternativa legal y asequible a páginas como Series Yonkis?
  • Un aspecto nada desdeñable de las descargas en internet es la posibilidad de acceso a contenidos descatalogados que no son accesibles por ningún otro medio porque han dejado de ser negocio. ¿Me garantizan las productoras el acceso libre a ese material?
  • Una gran parte del material al que se accede por las webs llamadas 'piratas' es de muy mala calidad, con defectos en el sonido o la imagen. El problema es que NO hay disponible una alternativa de pago que me permita ver una película de estreno en casa.
  • Las multinacionales del entretenimiento aún no se han puesto de acuerdo para poner sus catálogos a disposición del público de forma conjunta y armonizada, y no parece que estén por la labor de hacerlo. ¿Tendré que buscar en 17 sitios, o pagar 17 cuotas diferentes para poder ver cualquier película o serie?
  • Si el mercado te obliga a vender más barato, tienes que compensarlo vendiendo más. Parece que a muchos "creadores" eso les da pánico. Ellos sabrán por qué.
  • Si la crisis se prolonga mucho más, la revisión de toda la política cultural de todas las administraciones será inevitable. Veremos que pasa cuando mucha gente que no está acostumbrada a competir ni a las reglas del mercado tenga que hacerlo. 
En fin, probablemente no esté aportando nada nuevo, pero he creído que estaría bien compartir estas dudas que me corroen. 

miércoles, 19 de enero de 2011

Socorro, tengo una pyme!! Cómo organizar una estrategia sencilla.

Las pymes representan más del 60% del PIB español, y constituyen el 99% de las empresas del país. Sin embargo, cuando uno lee manuales de marketing y/o de estrategia, o blogs especializados sobre el tema, o las opiniones de expertos, parece que las pymes no existen. El empresario de una pyme que quiera desarrollar una estrategia y un plan de marketing difícilmente se reconoce en el lenguaje intencionadamente arcano creado por un elite salida de carísimas escuelas de negocios que, MBA en ristre, no comprenden la realidad de una pequeña empresa en la que la mayoría de veces la existencia de un departamento de marketing entra en el reino de la utopía. Quizá por eso, a lo largo de mi vida profesional me he encontrado innumerables veces con empresarios a los que la mera idea de contratar a un consultor externo, bien por malas experiencias anteriores o por referencias de otros empresarios, les pone los pelos de punta.

Sin embargo, el hecho de que en España las empresas consultoras en marketing y estrategia ignoren, desprecien o simplemente estafen a las pymes vendiéndoles cosas que saben que no van a conseguir, no implica que las pymes no tengan necesidades en esos campos. Ahí van algunos consejos útiles si tienes una pequeña empresa y quieres mejorar tus resultados desarrollando una estrategia.

Nadie construye un edificio sin planos, cálculos de estructura, resistencia, cimientos... aunque cualquier constructor sabe que una cosa es lo que dice el plano y otra la realidad con la que te encuentras a pie de obra. Haz lo mismo con tu empresa. Planifica de acuerdo con unos pasos claros y racionales:

a) Empieza por analizar lo que tienes, con qué recursos cuentas (humanos, infraestructuras, conocimientos, finanzas) y qué carga de trabajo puedes asumir.

b) Estudia tus fortalezas y debilidades, y busca la manera de compensar lo malo y sacar partido de lo bueno.

c) Implica a tu equipo en el análisis y la discusión, tanto de lo que tienes como de lo que quieres conseguir.

d) Márcate objetivos, y pregúntate que necesitas para poder alcanzarlos. Eso te hará ver que para conseguir X ventas o X clientes nuevos, necesitas desarrollar acciones a diferentes niveles. Las ventas van a depender de tu planificación de marketing y de cómo te enfrentes al mercado. Para enfrentarte al mercado con seguridad, probablemente tendrás que hacer cambios a nivel interno, sobre todo en los procedimientos de trabajo y la organización, y para que esos cambios funcionen, tendrás que motivar y formar a tu personal. Así verás cómo, a partir de objetivos meramente económicos, empiezan a desplegarse otros objetivos relacionados con el funcionamiento y el día a día. Organízalos en cuatro áreas:

-Objetivos económicos (ventas, reducción de deuda, rentabilidad, etc)
-Objetivos de marketing (nuevos clientes, ampliación de mercados, gama de productos, acciones de promoción...)
-Cambios en procedimientos y recursos internos (Maquinaria, aplicaciones informáticas, procedimientos de trabajo..)
-Objetivos en motivación y formación del personal (Satisfacción del personal, objetivos compartidos, acciones formativas..)

No olvides nunca que la base de todo son las personas. Sin personal motivado para ello, no podrás hacer cambios.

e) Si haces lo mismo que los demás, no obtendrás unos resultados mejores que los demás. La innovación no sólo significa lanzar productos novedosos. Piensa en las empresas de éxito, como Inditex o Mercadona, que han basado su estrategia en innovar en su funcionamiento más que en sus productos.

f) Sin tu equipo no eres nadie. Si no estás dispuesto a valorar a tu personal, a escucharle, a facilitarles las cosas para que trabajen bien y a gusto en tu empresa, serás un empresario más de los cientos de miles que se quejan de la baja productividad pero no hacen nada para solucionarlo. Que conste que no estoy hablando para nada de salarios o condiciones económicas. Sólo por poner un ejemplo que veo todos los días: Personas trabajando en oficinas desangeladas, que huelen mal , no aisladas del ruido de la fábrica o taller, mal iluminadas o sin calefacción. ¿De verdad crees que puedes exigirles algo más que el mero hecho de que vengan a trabajar y se limiten a cumplir el expediente?

g) Elabora un documento con la estrategia, los objetivos que se quieren alcanzar este año y el que viene (por lo menos) y para cada objetivo define una o varias acciones concretas que realizarás para ayudar a conseguirlo. Hazte un cuadro con esas acciones, y define lo siguiente para cada una:

-Descripción detallada de la acción.
-Fecha de inicio y de fin.
-Quién la va a desarrollar y quién sera el responsable.
-Qué recursos (materiales, humanos, económicos) vas a asignarle.
-Cómo vas a controlar el avance.

. Haz que la elaboración del plan sea lo más participativa posible, y que todo el personal sepa lo que se espera de él y qué objetivos debe cumplir.

h) El primero que tiene que cumplir con lo acordado eres tú. Si dictas unas normas, sé el primero en cumplirlas y da ejemplo. Si quieres que tus empleados usen unas herramientas determinadas de control , somete tu trabajo a ese mismo control. Tu equipo espera que te comportes como su líder. Si no eres capaz de hacerlo, designa a alguien que lo haga, pero un equipo sin líder no va a ninguna parte, y el liderazgo no se consigue jamás a partir de la imposición o la amenaza.

i) Deja a la gente trabajar en paz. Si eres del tipo de jefe que piensa "sin mí, esto no funciona", tienes un problema. Más bien tienes dos: casi seguro que estás equivocado, y si, en el peor de los casos resulta ser cierto, será por culpa tuya, porque no les has dado a tus empleados responsabilidades sobre su propio trabajo.

j) Escucha a tus clientes y tus proveedores, pregúntales en qué podéis mejorar y fomenta que te hagan llegar sus insatisfacciones, por pequeñas que sean. Ésa es la base que debes utilizar para mejorar tu negocio.

k) Pide ayuda cuando la necesites. No eres omnisciente, ni lo sabes todo sobre tu negocio por mucho que creas que sí. Los grandes se han hecho grandes porque han sabido rodearse de buenos consejeros.

Acostumbrarte tú y tu equipo a funcionar de acuerdo con una estrategia implica un cambio muy importante en el funcionamiento de la empresa. Todos los cambios son difíciles y éste en concreto puede llevar meses o incluso años de adaptación. Tienes que tener muy claro qué es lo que quieres y a dónde quieres llegar, y a partir de ahí implicar a todo tu equipo en ello.