viernes, 14 de septiembre de 2012

Cosas que están muertas

Me apunto al carro. Dado que está de moda anunciar continuamente la muerte de tal o cual cosa, desde el marketing al cine pasando por la música tonal y los portátiles, ahí va mi lista de cosas que están muertas. Se admiten sugerencias.

Nota: Algunas de estas cosas son zombis: Están muertas pero todavía no lo saben. Ésas son las más peligrosas, recordad que el alimento favorito de los zombis son los cerebros humanos.

1. Apple. Claro ejemplo de empresa zombi. Da igual que esté en lo más alto y gane más dinero que nunca. Apple está dando síntomas claros de que no ha resistido la muerte de Steve Jobs. Apple tiene una estrategia monoproducto extremadamente arriesgada, que sólo puede sostenerse sacando al mercado productos totalmente nuevos que nadie más tenga. Le pasará en los smartphones y tablets como le pasó en los ordenadores personales: pasará de ser el inventor a ser (de nuevo) una marca pija. Eso sí, habiendo ganado miles de millones de dólares en ese camino de ida y vuelta.

2. Las oficinas. Son entornos poco saludables, situados en el centro de las ciudades o en zonas muy alejadas de donde vive la gente, y sobre todo son caras de mantener e inútiles. El 90% del trabajo que se hace en una oficina se puede hacer exactamente igual desde casa. Eso implica un ahorro notable de tiempo y dinero, tanto para el trabajador como para la empresa.

3. Las ciudades. El cambio de ciclo económico hará que mucha gente vuelva a emigrar al campo e intenten llevar una vida más sostenible. En las próximas décadas asistiremos al movimiento contrario al que ha habido hasta ahora: en los países desarrollados la gente volverá al campo donde la vida es más barata que en la ciudad.

4. Los medios de comunicación tradicionales. Poco a poco la oferta irá cambiando adaptándose a lo que internet ha traído: la posibilidad de ver/leer/oír contenidos cómo y cuando quieras. 

5. La publicidad tradicional. Los formatos que hoy siguen siendo los reyes decaerán, ya que su mensaje cada vez es menos eficaz, siendo sustituidos por publicidad personalizada, dado que las redes cada vez saben más de nosotros.

6. Los megacentros comerciales. Ya está pasando. Ha habido una burbuja de centros comerciales arrastrados por la especulación inmobiliaria. Cada vez es menos gente la que va "a pasar el día" a un centro comercial, y ya vemos muchos locales vacíos en éstos. O se reinventan, o morirán.

7. El ratón. Me refiero al del ordenador. Ratón y teclado físicos están condenados al ostracismo. El futuro es táctil, por voz y reconocimiento visual.

8. La economía de mercado salvaje. Está agonizante. No sé que sistema saldrá de la crisis, pero creo sinceramente que habrá una revolución social masiva que acabará con el capitalismo salvaje. Y será pronto. La crisis no es circunstancial, es la agonía de un sistema insostenible basado en la especulación y la creación de riqueza desde la nada. 

9. Microsoft. ¿Tengo que explicar los motivos?

10. Las tiendas multimarca. Ya están muertas, pero aún lo estarán más. El futuro es de la marca blanca o la tienda monomarca.

11. Los decálogos como éste. Te los lees, te hacen gracia y no les haces ni caso :)



martes, 4 de septiembre de 2012

Las pymes no son cool

Ese parece ser el lema de muchos profesionales del marketing. La inmensa mayoría de lo que dicen o publican en sus blogs no es aplicable más que a grandes empresas. Algo cuando menos curioso si tenemos en cuenta que el 80% de las empresas de este país son pymes.

He intentado explicarme ese fenómeno y he llegado a la conclusión de que, para esta gente, las pymes no molan. No queda nada bien decir "soy social media strategist de Panadería La Espiga Feliz". No pueden presumir delante de sus colegas ni ir a los congresos y reuniones de social media sacando pecho y/o mirando por encima del hombro a los que sí nos dedicamos a esos clientes, que imagino que para ellos son "las migajas".

Un servidor, que ha trabajado en esas empresas grandes de las que tanto presumen, prefiere mil veces las pymes. Se trata de un trabajo más difícil, sí, pero infinitamente más agradecido. Aquí no hay departamentos a los que pedirles cifras, si quieres alguna tienes que buscarlas tú. Aquí no hay largas reuniones con los ejecutivos de la compañía. No hay trajes, ni corbatas. Pero hay dos cosas muy importantes: Realidad y sinceridad.

Realidad, porque en las pymes ves las cosas tal cual son, sin pasar por filtros de ejecutivos que falsean la realidad para quedar bien con sus jefes o que viven en un despacho y jamás han pisado un punto de venta, ni saben lo que los clientes quieren ni (lamentablemente) parece importarles demasiado.

Sinceridad, porque aquí tienes contacto directo con el jefe, que te dice lo que realmente quiere y espera de ti, sin intermediarios ni disfraces. Y tú puedes decirle a la cara lo que hace bien y lo que hace mal, en una relación infinitamente más satisfactoria que el juego de "nosotros mandamos y tú obedeces" de las empresas grandes. Aquí el jefe manda más que nadie, pero cuando contrata una asesoría externa está reconociendo que en ese terreno tú sabes más que él.

Además, en una pyme el nivel de exigencia es mucho más alto. A pesar de manejar presupuestos mucho menores, aquí es donde realmente tienes la medida de lo que tu trabajo vale de verdad, ya que hay alguien que te lo recuerda cada vez que paga una factura tuya. No se van a cortar un pelo ni se van a dejar engañar. No quieren un informe muy bonito o un elaborado power point, quieren rentabilidad y resultados. Quizá por eso no les gustan las pymes, porque aquí hay que cumplir lo que se promete.