lunes, 28 de diciembre de 2009

¿Economía sostenible?

Está de moda lo de la sostenibilidad. Hasta la economía tiene que ser sostenible. Pretender implantar un nuevo modelo productivo a golpe de leyes es una chorrada como un piano, por eso el Gobierno ni lo ha intentado y la famosa Ley de Economía Sostenible se ha quedado en un conjunto de reformas de rango menor y de poco calado social. Lo han hecho porque realmente no había mucho más que pudieran hacer.

La sosteniblidad, entendiendo como tal un sistema económico que pueda perpetuarse en el tiempo, se consigue por acuerdo, no por decreto. Es imposible cambiar el modelo productivo sin un profundo cambio social y cultural a todos los niveles, desde las empresas a cada ciudadano.

 Sostenibilidad implica el uso racional de los recursos y la búsqueda del mínimo impacto ambiental en todas y cada una de nuestras actividades, no sólo en las que nos convienen a nosotros. Qué decir de las empresas, que si invierten en sostenibilidad es o bien porque no tienen más remedio o por pura estrategia de marketing.

Sin embargo, los gobiernos han permitido que sean las empresas las que se hayan apropiado del concepto de "sostenibilidad", al menos en los mensajes que el ciudadano recibe sobre el tema, que mayoritariamente corresponden al sector privado.

De todos modos, en una economía global es imposible implantar un sistema realmente sostenible sólo en un país. O cambiamos el modelo económico y suprimimos la especulación, que está en el origen de nuestro sistema económico vigente desde hace al menos dos siglos,  o cualquier reforma será un mero parche.

Por supuesto que el país necesita abandonar la cultura del ladrillo. Pero debajo de eso está algo mucho más arraigado: la cultura de la especulación. Y ésa, con ladrillo o sin él, seguirá existiendo mientras haya personas avariciosas que la alimenten. Realmente no se me ocurre ninguna forma de economía sostenible compatible con nuestro modo de vida. Hace falta un cambio profundo de los valores sociales ( y de los personales de cada uno) para que comprendamos la magnitud de la tarea que no tenemos más remedio que realizar si queremos seguir sobre la faz de la Tierra en 100 años. Y eso, con cosmética y marketing no se arregla.

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