lunes, 7 de marzo de 2011

Que viene el coco! La obsesión por la privacidad.

Es difícil leer cosas sobre redes sociales sin que por algún lado salte la supuesta amenaza que suponen contra la privacidad de los usuarios: Que si Facebook se queda con nuestros datos, que si las redes sociales suponen un nuevo exhibicionismo virtual, que si hay muchas empresas intentando meter mano a nuestros datos...He llegado a leer cosas que alertan de un nuevo '1984' debido al auge de las redes sociales, que podrían convertirse en el Gran Hermano que todo lo controla.

Me parece una discusión absurda. Si algo tienen las redes sociales es que cada uno cuelga en ellas los datos que quiere colgar, y permiten un manejo de la privacidad que ni de lejos podemos soñar con otros sistemas.

Dicho esto, quiero compartir algunas cosas que se me ocurren:


  • Las redes sociales suponen sin duda una nueva forma de hacer vida social. Es lógico y comprensible que las empresas quieran utilizarlas como herramienta de marketing. Rasgarse las vestiduras porque prolifere la publicidad en ellas es estéril. A nadie le parece una invasión de su intimidad que la publicidad en TV se cuele en el salón de nuestra casa todos los días. Tratándose de un nuevo formato de comunicación, no debemos olvidar que el marketing es también una forma de comunicación. 
  • Dado que un gran número de webs tienen cookies que se dedican a recopilar nuestros datos de navegación para hacer un uso comercial de ellos, la mayor parte de las veces sin nuestro consentimiento, al menos las redes sociales sí dejan claro cuándo harán uso de nuestros datos y nos dan la oportunidad de ocultarlos si lo deseamos. Por tanto, suponen un avance y no un retroceso en la gestión de la privacidad
  • Del mismo modo que una persona es libre de cambiar de canal o hacer zapping para no ver anuncios, en las redes sociales basta un clic de ratón para hacerlos desaparecer de nuestra vista. 
  • La información privada que uno pone a disposición de las redes sociales es esencialmente la misma que podríamos transmitir a la sociedad por cualquier otro medio. Conozco a poca gente que no esté dispuesta a contar a personas más o menos desconocidas (en el trabajo, a un cliente, a un proveedor o en un bar) a qué se dedica, en qué ciudad vive o qué cosas le gustan. A partir de ahí, de lo que se trata es de aprender a usar correctamente las herramientas de privacidad. Si tú permites que tus compañeros de trabajo o tus jefes vean las fotos de tu última borrachera, es porque no te has molestado en utilizar correctamente las herramientas que las redes como Facebook ponen a tu disposición para impedirlo.
  • Leí en un artículo que muchas ejecutivas de multinacionales sustituyen su foto por una de Barbie. Eso me parece el colmo. Se supone que, aunque se trate de una empresa privada, los cargos ejecutivos suelen ser públicos. Ocultar tu cara detrás de un avatar o de una foto que no es tuya me parece un error, tanto desde el punto de vista del marketing personal, como desde la perspectiva de abrir y poner cara a las muy anónimas sociedades. ¿Serían igual de efectivas las presentaciones de Apple si Steve Jobs se escudara detrás de un segundón para no aparecer en público, apelando a su derecho a la privacidad? Probablemente no. Asumir un cargo directivo implica la necesidad de comunicar, y lo que las redes sociales exigen es que la comunicación se realice entre personas. Ésa es su esencia.
  • No creo que uno sea ni más ni menos exhibicionista en las redes sociales de lo que lo es en la vida offline. Simplemente, hay personas que son así y se pasan la vida dándole al autobombo, tanto en la Red como fuera de ella, mientras que otros prefieren pasar desapercibidos. Tanto uno como otro están en su derecho de hacerlo si quieren.
  • Empieza a cansar la constante demonización del marketing y de lo que ello supone. Las redes sociales implican, por su viralidad y su rápida difusión de una opinión negativa, un plus de responsabilidad de las compañías en sus campañas de marketing, que no puede sino ser bienvenida. En Facebook o Twitter puedo criticar una campaña si no me gusta o me parece engañosa, algo totalmente imposible si se trata de marketing offline. Como en tantas otras cosas, hay buenos y malos, gente que va con intención de engañar y gente que no, y no veo por qué vamos a meterlos a todos en el mismo saco. Si algo bueno tienen las redes sociales es que permiten que las campañas engañosas sean detectadas muchísimo antes que por cualquier otro medio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario