jueves, 22 de abril de 2010

¿Qué hemos aprendido de la crisis?

Estamos en el segundo año de la crisis. A nivel mundial, los estados se han endeudado en billones de dólares para acudir al rescate de las entidades financieras y las empresas que amenazaban con hundir la economía por completo. A costa de cargarse de deudas que tardarán bastantes años en pagar, los Estados miran con esperanza cómo la economía poco a poco se va recuperando. Incluso lo hacen con orgullo: empezamos a oír en boca de ministros y responsables de organismos económicos lo bien que lo han hecho y cómo sus rápidas y decididas decisiones han evitado una Gran Depresión.

No voy a entrar en si esa es la mejor receta o no, aunque no dejo de preguntarme si realmente habría sido tan malo y habría tenido consecuencias tan terribles el haber dejado caer a los bancos (y en España a las cajas de ahorro) que han demostrado una manifiesta incompetencia y avaricia (cuando no estafa) en la gestión de sus activos.

Lo que me preocupa seriamente es si realmente todo esto ha servido para algo, si hemos aprovechado la oportunidad que la crisis nos planteaba para cambiar algunas cosas. Como mínimo, el comportamiento racional más básico exige que hagamos una reflexión, que pensemos qué hemos hecho mal, quiénes se han comportado de forma irresponsable y actuemos para que todo esto no vuelva a pasar, empezando por castigar a los culpables de forma ejemplar.

Hasta ahora, lo que hemos hecho es justo lo contrario. Todos estamos de acuerdo en señalar a las entidades financieras como los principales responsables de la crisis:

-Las internacionales, por entregarse a la orgía especulativa de los productos opacos, alejándose definitivamente de la economía real y olvidándose de la creación de riqueza real, preocupándose solo del dinero fácil y a corto plazo.
-Las españolas, menos expuestas a esos 'activos tóxicos' (porque el Banco de España no se lo permitió, no porque sean mejores gestores), por entregarse a la orgía especulativa de la burbuja inmobiliaria, A SABIENDAS de que se trataba de una burbuja y que tarde o temprano acabaría por explotar, dado que el precio de las viviendas no podía seguir subiendo a ese ritmo indefinidamente.

Se supone que los gobiernos intervinieron (y lo siguen haciendo, le vamos a soltar un pastón a Grecia) para que el crédito, que es lo que las empresas y particulares necesitan para seguir consumiendo tal y como está montado el sistema, no desapareciera del todo provocando un gran descalabro económico. Nos hemos endeudado hasta las cejas, deuda que vamos a pagar todos vía impuestos, les hemos inyectado el dinero....y ha habido un gran descalabro económico igual. Mala solución es esa que no consigue sus objetivos.

Mientras tanto, asistimos en una especie de estado de frío pánico a situaciones esperpénticas:

-Se iba a acabar con los paraísos fiscales y los refugios opacos del dinero negro. Se ha hecho poco o nada al respecto.
-Los directivos que han llevado a la ruina o cerca de ella a muchos bancos y cajas, no sólo no han sido castigados, incluso penalmente, sino que se les ha mantenido en su puesto y se han conservado sus privilegios. Resultado: Si soy directivo de un banco, la lección que aprendo es que especular alegremente no tiene ninguna consecuencia negativa, si acaso lo contrario, dado que si me arruino el Estado va a acudir en mi rescate de nuevo.
-No se ha movido una coma en la financiación de los ayuntamientos, colaboradores necesarios en la burbuja especulativa al financiarse con la recalificación y venta de terrenos y las licencias de obras.
-Se pretende "cambiar el modelo productivo" pero seguimos sin saber cuál es el modelo alternativo que quiere implantarse y cuál es el plan para hacerlo.

Un buen ejemplo de esperpento económico lo estamos viviendo en Galicia con la famosa fusión de las dos cajas gallegas, Caixa Galicia y Caixanova. Todavía estoy esperando que alguien me explique cómo, si ambas entidades son "seguras y solventes", Caixa Galicia está dispuesta a aceptar fusionarse al 50% con una entidad que es la mitad de pequeña. Tampoco entiendo, si realmente ambas entidades son viables y solventes, por qué van a necesitar que se les inyecten 2.000 millones de euros para poder fusionarse. La única hipótesis que se me ocurre es evidente, pero parece que decirla es tabú: Caixa Galicia está arruinada, necesita urgentemente dinero y está dispuesta a bajarse los pantalones para fusionarse de forma igualitaria (o incluso a ser absorbida) por una entidad mucho más pequeña pero con dinerito fresco. Esto tiene un par de corolarios interesantes:

a) Caixa Galicia actuó irresponsablemente exponiéndose a riesgos inmobiliarios (léase Fadesa y otras) que le venían grandes. Sin embargo, sus actuales directivos están encargándose de asegurarse un cargo en la nueva caja fusionada.

b) KPMG ha quedado como el culo de mal. Se supone que auditó las cuentas de ambas cajas y aseguró ka viabilidad de la fusión. Ahora sabemos que la fusión sólo es viable si reciben 2.000 millones de euros de nuestros impuestos.

Curiosamente, de lo único que se habla en los medios de comunicación gallegos es de la polémica por dónde va a estar la sede de la nueva caja. Es decir, convertimos un problemón económico de primer orden en una disputa localista.

Y a todo esto, mientras tanto, seguimos a la cola de los países desarrollados en índices de productividad empresarial. Me pregunto qué clase de economía sostenible vamos a desarrollar si ni siquiera sabemos cómo competir en condiciones.

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