martes, 10 de enero de 2012

Otra reforma laboral. Y van...

Me hace mucha gracia que las empresas usen el eufemismo "reducir costes laborales" cuando lo que quieren es que sea más barato despedir. Sobre todo cuando los costes del despido se bajaron no hace tanto y eso no ha tenido ningún efecto sobre las cifras de paro, más bien al contrario.
Si se supone que el paro y no el déficit es nuestro principal problema económico (no somos ni de lejos el país de la UE con más déficit, y nuestra deuda está muy por debajo de muchos países "solventes" como el Reino Unido), lo lógico sería incentivar y abaratar la contratación y el auto empleo, y no el despido. El argumento que maneja la CEOE de que el coste del despido impide la flexibilidad laboral puede ser rebatido con otras medidas que sí fomenten la flexibilidad sin afectar a derechos adquiridos a lo largo de años de trabajo. La reducción del coste del despido ha servido (y servirá en el futuro) para que las empresas tengan más fácil realizar un  ERE con la excusa de la reducción de beneficios. No nos engañemos, buena parte de los EREs son realizados por empresas que ganan dinero, simplemente ganan menos de lo que ganaban.
Si realmente hay un interés político en bajar las cifras de paro, el Estado debería dar el primer paso abaratando la contratación de nuevos trabajadores con la reducción o eliminación temporal de las cuotas a la Seguridad Social. Por supuesto, esto llevaría al sistema de pensiones a entrar en déficit que el Estado tendría que cubrir pero, ¿no sería ese déficit ampliamente compensado por tener que pagar menos prestaciones por desempleo? Si al mismo tiempo se permite a las empresas en crisis repartir la carga de trabajo entre los empleados que ya tienen por la vía de reducciones en la jornada laboral, percepciones parciales de desempleo para los trabajadores que se quedaran por debajo de mínimos razonables de renta como consecuencia de esas reducciones y fomento del empleo autónomo, esto podría suponer un cambio drástico en el enfoque de la política laboral a corto plazo.
Otro tema es que de una vez hay que meter mano en la educación superior y la formación profesional. Debería ser obligatorio que todas las empresas tuvieran un porcentaje de estudiantes realizando prácticas, cuya evaluación positiva fuera indispensable para obtener el título. Eso daría a los universitarios una perspectiva real de lo que se van a encontrar una vez finalicen sus estudios y permitiría a las empresas contratar a jóvenes que han realizado parte de su formación con ellas, jóvenes a los que ya no tendrían que formar partiendo de cero.
Ya sé que no estoy inventando la pólvora, pero realmente me asombra que tengamos el cerebro tan lavado como para que estos temas no estén en este momento en el centro del debate social. Lo que van a hacer ahora ya sabemos a dónde lleva, por lo que quizá sea el momento de plantearse otra cosa.

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