domingo, 20 de febrero de 2011

Innovación y emprendedores.

Cada ve que digo que en este país el "emprendimiento" está sobrevalorado me gano enemigos nuevos, generalmente entre los autoetiquetados "emprendedores". Intentaré explicarme mejor por aquí, ya que la brevedad de Twitter no me lo permite.

No estoy para nada en contra de los emprendedores, como no estoy en contra de que el sol salga por las mañanas. Sin emprendedores, entendidos como personas que tienen una idea, creen en ella y se arriesgan para ponerla en marcha, no habría actividad económica. Yo mismo soy un emprendedor bajo ese punto de vista, ya que trabajo como consultor y formador autónomo, sin la red de seguridad de una nómina mensual.

También quiero dejar claro que no hablo por hablar y sin conocimiento de causa. A lo largo de mi vida profesional, primero como comercial y luego como consultor, he visitado miles de empresas, la inmensa mayoría pymes, y he tenido oportunidad de hablar largo y tendido con muchos emprendedores.

Sin embargo, hay algunas cosas que me llaman la atención de un tipo determinado de emprendedores, que parece que hacen del emprendimiento su profesión. Evidentemente abundan más en unos sectores que en otros, pero su presencia en las redes sociales es cada vez más ruidosa, y me parece peligroso que cierta idea de cómo debe montarse un negocio se extienda.

No cabe ninguna duda de que una de las claves del éxito de cualquier negocio es la innovación. En eso estoy plenamente de acuerdo con ellos. Con lo que no comulgo tanto es con la obsesión de innovar porque sí, y sobre todo en centrar la innovación en el producto. Empresas que son un referente por su éxito, como Inditex, Mercadona o la propia Google son ejemplos de cómo aplicar la innovación no sólo a los productos (Inditex vende ropa y Mercadona es un supermercado, nada innovador en ninguno de los dos casos), sino a otros aspectos del negocio como la gestión de recursos humanos, la logística, el marketing o el proceso de producción. Ahí es donde entra mi reproche a los emprendedores con etiqueta, que parecen obsesionados con una cosa: producto, producto y producto. Me he topado con muchos, muchos emprendedores que tenían muy clara cuál era su idea del producto, pero nada clara su idea de negocio, que es mucho más que tener un producto o un servicio innovador o atractivo.

No estoy hablando del infausto "que inventen ellos", sino que emprender significa tener una visión global del negocio y no lanzarse a la piscina sin comprobar si tiene agua suficiente, alimentados por subvenciones y sin tener claro ni el plan de marketing, ni un estudio de mercado serio, ni un equipo adecuado para llevar a cabo los desafíos que montar una nueva empresa suponen.

En España el 50% de las empresas no sobreviven a sus primeros cuatro años de vida (Fuente: Cámaras de Comercio, Informe sobre la demografía empresarial en España). ¿Significa eso que la mitad de las empresas que se crean no son buenas ideas? Rotundamente no. Creo sinceramente que las causas de la elevada mortalidad de las empresas está en problemas estructurales y de cultura empresarial. Lamentablemente seguimos, incluso en las empresas más jovenes, adoleciendo de una falta de profesionalidad en la gestión, que se pretende sustituir por "empuje", "ganas", "mucho trabajo" y otros conceptos etéreos que, siendo necesarios, no son suficientes. Seguimos sin darle valor a una adecuada gestión económica y financiera, a una buena selección y motivación del personal y a una estrategia de marketing que permita el desarrollo del negocio.

Esto se pone todavía más de manifiesto en el caso de las empresas nacidas en el seno de la propia internet. Parece que no hemos aprendido del estallido de la burbuja de las puntocom en los noventa, y asistimos ahora a un auténtico aluvión de nuevos negocios en internet con una viabilidad más que dudosa. Los esfuerzos que se han hecho desde las administraciones en materia de asesoramiento y exigencia de planes de viabilidad se han demostrado insuficientes. Muchos emprendedores gastan todo el dinero que reciben en subvenciones y su propio capital inicial en el desarrollo de producto, y luego se dan cuenta de que su plan de negocio no tiene nada que ver con la realidad o se han saltado aspectos fundamentales del mismo.

Especialmente en el caso del marketing, el desarrollo de una planificación adecuada y un buen estudio del mercado (tamaño, competencia, segmentación, identificación de clientes potenciales...etc) sigue siendo muy deficiente, cuando es un aspecto básico que debería desarrollarse en paralelo al propio desarrollo del producto a vender. En muchos casos me encuentro con miradas de incomprensión cuando le explico a un empresario que empieza que sus productos no van a venderse solos, y que no puede sentarse a esperar a los clientes: deben salir a buscarlos, y esa es la principal tarea de una empresa en sus primeros años de vida. Mientras este cambio de mentalidad no se produzca, seguiremos dándonos cabezazos contra la pared.

1 comentario:

  1. Llámese emprendedor, autónomo o como quiera que se autodenomine uno, como no haga cosas (Trabaje) fracasará.
    Haz cosas, trabaja, muévete y los resultados/recompensa llegarán ;)

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