lunes, 10 de noviembre de 2008

Economía y psicología de masas

"la inteligencia de un colectivo de personas es igual a la inteligencia del más tonto dividida por el número de personas que lo componen" (Terry Pratchett)
Hay una profesión que considero equparable en un 100% a una pseudociencia: la de analista bursátil y/o gurú económico. No deja de ser parádojico que, mientras criticamos a los adivinos que usan bolas de cristal, a los astrólogos, videntes, etc, respetemos las opiniones de 'expertos' que pretenden adivinar lo que va a pasar en la economía o, peor aún, si la bolsa va a subir o no.
La actual crisis económica no la había previsto nadie. Bueno, ahora todo el mundo dice que sí, que la habían previsto, que llevaban tiempo avisando, que se veía venir, pero la verdad es que NADIE, ni el FMI, ni la prensa económica, ni los analistas bursátiles, NADIE había previsto cuándo se iba a iniciar la crisis ni la profundidad que iba a alcanzar. De hecho, hace 4 o 5 meses todavía se podían escuchar y leer opiniones de los expertos diciendo que la crisis duraría "hasta finales de 2009 o menos" y que "lo peor ya ha pasado", y cuando dicen que la bolsa ha tocado fondo, va y se desploma todavía más, cuando nos dicen que la crisis financiera está controlada, empiezan a descalabrarse bancos. El resultado: cuando le preguntan a alguno de los gurús económicos qué es lo que va a pasar, se andan por las ramas o, simplemente, no se atreven a dar una opinión. 
Pero vamos a ver, ¿acaso la economía no es una ciencia? Si podemos predecir el tiempo que hará con varios días de antelación (y eso supone tener en cuenta cientos, si no miles de variables), ¿por qué no podemos predecir con una mínima antelación el comportamiento de la economía? Hay dos palabras que se usan mucho estos días y que creo que son la clave: confianza y pánico.
La economía de mercado en la que vivimos es un juego de confianzas y riesgos. Es lo mismo que decir que es un juego de mentiras y medias verdades. ¿Cómo puedo confiar en una empresa que no conozco para venderle algo y que se endeude conmigo? Porque hay agencias y organismos 'imparciales' que me garantizan que el cliente es de fiar. Pero claro, el cliente puede mentir, o la agencia puede mentir, o el cliente se puede poner de acuerdo con la agencia para mentir los dos y sacar tajada. Todo vale con tal de aumentar la rentabilidad. ¿Y por qué esa obsesión por aumentar la rentabilidad? Porque los sueldos astronómicos de los directivos dependen directamente de dicho aumento. Es decir: si la empresa no gana más que el año pasado, no hay bonus y adiós a las vacaciones en las islas Caimán o al audi Q7 de mis sueños.
Es decir, que tenemos que confiar en que no nos mienten quienes han demostrado que su profesión es mentir. Si su empresa va muy bien, hay que hacer que parezca que todavía va mejor, y si va mal, hay que mentir para que parezca que va bien. Ahora que se ha descubierto el pastel, se tiene que montar una mentira nueva: la "refundación del capitalismo". ¿Refundación? Sólo sería creíble dicha refundación si la primera medida que se toma es poner de patitas en la calle sin un euro de indemnización a los especuladores que están al frente de las empresas que nos han llevado a esto. Esta crisis tiene nombres y apellidos, responsables y culpables del engaño en el que nos han hecho vivir. ¡Cómprate una casa, endéudate, no seas tonto!, nos decían. ¡Compra, que es negocio! ¡Si te va mal la vendes por el doble de lo que costó y te sacas una pasta! ¡Y además, cómprate un coche, los muebles, vete al Caribe con tu churri, gasta, consume, que España va bien! Ahora que los vapores alucinógenos se disipan, nos encontramos con la cruda realidad. Y son los que nos decían esto, los que se han echado en brazos de papá Estado (es decir, de todos nosotros y nuestros impuestos) los que ahora van a hacer acto de penitencia y van a prometer ser buenos chicos a partir de ahora.... ¿A quién quieren engañar?
La otra palabra es el pánico. Predecir el comportamiento de la bolsa se ha demostrado más difícil que predecir el comportamiento individual de cada una de las gallinas de un corral cuando entra en acción un lobo. Y sin embargo, siguen existiendo las empresas especializadas en bolsa. Otro engaño. Creo que si le preguntamos a Rappel (que ha demostrado tener las mismas dotes predictivas que un ladrillo) y a un analista de Bolsa cómo se va a comportar una cesta de valores en los próximos, pongamos 5 días, probablemente Rappel acierte tanto como el analista. Sin embargo hay una apariencia científica en los razonamientos del susodicho analista. Nos habla de los beneficios esperables de las empresas, de sus inversiones, de su posición en el mercado, de las tendencias de la economía... ¿entonces por qué han fallado estrepitosamente?
Muy sencillo. Hay un elemento impredecible, que deja todas esas sólidas previsiones con la misma consistencia que la gelatina de fresa: el pánico. Al final, detras de las inversiones hay inversores, y el comportamiento de los inversores se reduce a "donde va la gente, va Vicente". No hay diferencias entre el comportamiento de los inversores y el comportamiento de un grupo de personas en la calle. Por ejemplo: Si vemos que de repente todo el mundo echa a correr, no nos paramos a pregntar por qué, ya que suponemos que debe haber una buena razón para ello, y nosotros también corremos "por si acaso".... Es jodido que estemos en una crisis "por si acaso" y causada por la mentira reiterada y compulsiva. 

1 comentario:

  1. La crisis era previsible menos para los que se negaban a ver los nubarrones en el horizonte. Otra cosa es la determinación del cuándo exactamente, hasta qué punto y durante cuánto tiempo. Echarle la culpa únicamente a los especuladores es como negarse también a ver la cantidad ingente de representantes del encefalograma plano que confunden deuda con liquidez. Como dice mi padre -doctor "honoris causa" en la escuela de la vida-: "a cuenta de los tontos viven los listos". Y de tontos está el mundo más que sobrado. Y otra cosa, esperar vaticinios certeros respecto a todo aquello que huela a la palabra "crisis" de los analistas económicos es como esperar a que un día lluevan naranjas. Esos analistas están cobrando de las mismas entidades a las que no les interesan los pájaros de mal agüero; más que nada por el tema de la confianza. Por eso lo de que la crisis sólo iba a durar este año. Sin confianza el sistema capitalista -donde inapelablemente la deuda de unos (más los correspondientes intereses)representa a la riqueza de otros- no funcionaría ni en tiempos de máxima bonanza. Salud.

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