domingo, 16 de octubre de 2011

Sobre ponencias y ponentes. La importancia de saber comunicar

Hoy he tenido la ocasión de asistir durante todo el día al foro UNIREDE, un encuentro sobre social media y comunicación celebrado en la Facultad de Ciencias de la Información de la universidad de Santiago de Compostela.


Dejando aparte mi incomprensión sobre lo maratoniano de este tipo de eventos (doce horas con muy poco descanso), algo que no creo que beneficie ni a los ponentes ni a los asistentes, me gustaría centrar mi análisis no en el fondo sino en las formas. Dejo para otro post un análisis de los contenidos.


Me resulta cada vez más asombroso ver como supuestos profesionales de la comunicación no dominan mínimamente las técnicas básicas para hablar en público. Hablo de ponentes experimentados y (palabras de alguno de ellos) "con muchas  tablas". Salvo dos o tres honrosas excepciones que sí consiguieron meterse al público en el bolsillo, el resto fracasaron estrepitosamente y no consiguieron conectar con una audiencia que estaba más que predispuesta a escucharles.


Insisto en que en la mayoría de casos se trataba de profesionales de la comunicación, ya sea marketing, agencias de publicidad o expertos en redes sociales. A mi juicio, a estas personas les es exigible por parte del público un mínimo dominio del arte de comunicar.No voy a personalizar ni dar nombres. Simplemente quiero aprovechar la circunstancia para dar algunas pautas que yo uso en mis cursos y que creo que son bastante útiles.


Comunicar en público subido a un escenario es una forma de teatro, entendiendo como tal a una persona que está contando algo y que quiere que los demás le escuchen. Ningún actor se atrevería a subirse a un escenario sin haber ensayado primero. Por tanto, lo primero que echo en falta en muchos ponentes es un mínimo ensayo de lo que van a decir, primero ante un espejo y luego con un público reducido (bastan tres o cuatro personas) que ayude al ponente a pulir sus fallos. Algo tan sencillo como eso mejoraría su capacidad de comunicación enormemente.


 Consecuencia de lo anterior, una ponencia no ensayada no se sabe cuánto dura. En eventos en los que el tiempo es escaso, hay que cronometrarse la ponencia mientras se ensaya, y recortar lo necesario para ajustarse al tiempo marcado dejando un margen  razonable para responder a preguntas.


Leer un texto es mucho más difícil que contar una historia.Esto también lo saben los actores. No hay que leer todo lo que se proyecta, el público sabe leer solito. La presentación que utilicemos es un elemento de apoyo, pero el protagonista debe ser siempre el orador. El público ha ido allí (y en muchos casos pagando) para escuchar a alguien que tiene algo interesante que decir, no para que se le reciten retahílas de cifras.


Hablar más deprisa no hace que llegue más información al público, sino menos. Los nervios y el miedo escénico (que TODO el mundo tiene en un escenario, esas "mariposas en el estómago" que tan bien conocen los actores) se pueden controlar precisamente haciendo un esfuerzo por frenar el ritmo, pronunciar todas las consonantes, respirar correctamente y hacer pausas para recalcar la importancia de lo que se acaba de decir. Esto es aún más importante si se usa un micrófono, ya que la reverberación que generan los altavoces nos obliga a hablar despacio si queremos que se nos entienda.


El orador debe mantener una actitud en el escenario, la llamada "presencia escénica". Debe mirar al público, no al suelo o a la pantalla en la que se está proyectando. Debe moverse con sentido, para recalcar con su cuerpo lo que está diciendo, relajar los hombros, soltar los brazos y despegar los codos del cuerpo. Una actitud corporal agarrotada o movimientos repetitivos denotan miedo, y el público no tiene piedad con un orador que parece asustado. Simplemente, se desconecta y deja de prestarle atención, esperando que acabe pronto y el siguiente sea más interesante.


Habría muchas más cosas que decir, pero sería alargar demasiado este post. Baste decir, como resumen, que se puede llegar a disfrutar mucho en un escenario si se hace bien, y que lo más importante, lo que el público espera, es que se le cuente una historia que le enganche. El objetivo de un orador es que el público aprecie y recuerde la información que transmite, y para eso tiene que empezar apreciándole a él o ella como comunicador.

2 comentarios:

  1. Gracias por esta reflexión!Descubrí tu blog tras Unirede y creo que te seguiré ya que me interesan mucho los temas que tratas, aunque no siempre esté de acuerdo con tu opinión. Creo que muchas de las ponencias de la tarde de ayer fueron pobres en contenidos y en exposición. De todas formas, no creo que fuese culpa de los ponentes realmente: es la organización la que tiene que asegurarse de contar con buenos comunicadores entre sus ponentes. Y si no son muy buenos como comunicadores, por lo menos que tengan algo interesante que comunicar, ya que algunos allí arriba carecían de ambas cosas.De todas formas, para ser la primera edición del foro, no ha estado mal en mi opinión, eso sí, casi 12 horas allí dentro... matadoras!
    Creo que hoy en día es fundamental el formarse en idiomas, técnicas comerciales, habilidades directivs, y como no, comunicación en público y comunicación comercial.
    Hace ya algún tiempo participé en un curso de comunicación en pública porque, por distintos motivos (profesionales, personales), tenía que hablar en público a menudo, a veces incluso en idiomas extranjeros.Me ayudó mucho el curso, aunque todavía me queda mucho por aprender, me pueden los nervios ante un micrófono! Pero por lo menos sé qué no debo hacer y cuáles son mis defectos, por lo que intento siempre corregirlos.

    Un saludo y enhorabuena por tu blog!

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Bienvenido al blog!

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