Tanto en una como en otra red social, si echamos un vistazo a las cuentas de empresa que (supuestamente) están gestionadas por un CM (que siguen siendo una escandalosa minoría), vemos que hay una tónica general: la obsesión por rellenar espacio como sea.
A falta de una estrategia que la mayoría de empresas no tienen, probablemente porque no saben, se deja al CM abandonado a su suerte. Y como quiere justificarse el sueldo, nuestro valiente becario (ya que eso es lo que las empresas buscan en una abrumadora mayoría para ocupar el puesto) pone por delante sus propios intereses, dejando los de la empresa en segundo plano. Es decir, busca maximizar las cifras estadísticas que sabe que sus jefes le van a pedir para justificar su trabajo, básicamente número de seguidores, RTs, menciones, comentarios...vamos, lo más fácil de medir. Lo del engagement y conectar con lo que realmente espera el usuario, mejorar la reputación online de la marca, etc, queda relegado al cajón de "cosas por hacer".
Veamos el día a día de uno de estos CMs:
- Lo primero que hace por la mañana, pensando en ganarse un buen número de menciones, es dar los buenos días en Twitter. Indiscriminadamente, buscando descaradamente la mención, nos encontramos con tuits tan llenos de contenido como "Buenos días @seguidor1 @seguidor2 @seguidor3 @seguidor 4" repetidos varias veces. Con esto se busca que esos seguidores, al verse mencionados, respondan al saludo. Es decir, menciones gratis sin aportar nada, pero que engordan la estadística.
- Después, nuestro aguerrido CM decide incrementar el número de seguidores, por el sencillo método de seguir a todo lo que se mueva, con la esperanza de que tengan el follow back automático activado (yo dinamitaba esa opción en Twitter, pero existe). Así vemos que la mayoría de cuentas de empresa en Twitter sigue a más gente de la que le sigue, algo normal al principio, pero ya no tan normal cuando para conseguir que te sigan 16.000 seguidores tienes que seguir tú a 18.000. Señal de que buscas el follow back y que la cantidad de seguidores está por encima de la calidad en tu orden de prioridades. Pero como lo que tus jefes te piden es que consigas seguidores rápidamente, pues tú se los consigues y cubres el expediente.
- Luego, llega el momento ¡tachán! de la aportación de contenido. Como ya nos han dicho hasta la saciedad que hay que respetar la Ley de Pareto y que no más del 20% de los tuits o actualizaciones de estado deben ser de autopromoción, pues el 80% restante se cubre tuiteando noticias del periódico o de blogs que, con un poco de suerte, tendrán que ver con la actividad de la empresa. A veces ni eso. A esto se le llama "compartir información". Bien, si no fuera porque la inmensa mayoría de esa información tan interesante que se comparte proviene de los dos o tres periódicos mayoritarios y de los blogs con más tirón. Es decir, que se trata de información redundante que la gran mayoría de seguidores ya ha leído. El interés para el seguidor de esto es nulo, e incluso diría que negativo, ya que clasifica a estas cuentas como poco relevantes.
- Ahora toca conversar, otra de las cosas sobre las que le machacaron en el curso de 30 horas de CM que hizo para formarse. ¡Conversa! le dijeron. Y él/ella conversa. ¿Sobre qué? Sobre nada. Agradece las menciones y los RTs (es decir, tuits vacíos de contenido), habla del tiempo para mostrar que la empresa tiene un lado humano o plantea preguntas a sus followers tan trascendentes como "Hola amigos, ¿Cómo lleváis el verano?". Si le preguntan responde escurriendo el bulto con evasivas ("le consulto al responsable que lleva ese tema")
- ¿Y el 20% de autopromoción? Ahí se lucen. Como la empresa no ha diseñado nada específicamente para las redes sociales, se limita al autobombo en plan "qué buenos somos y cuánto nos gusta lo que hacemos", a colgar enlaces a campañas, a hablar de ofertas genéricas...pero nada concreto destinado al usuario de Twitter o Facebook.
Antes de que los de siempre me salten al cuello, diré que hay excepciones, y que algunas empresas (muy pocas) tienen clara su estrategia y el uso que le van a dar a cada red social y sí han sabido, tanto desde el punto de vista de la promoción como de la atención al cliente, establecer una verdadera conexión con su audiencia. Pero no nos engañemos, son minoría.
¿Y a qué se debe esto? ¿Es que los CMs son rematadamente malos?. Me consta que no, que muchos de ellos simplemente han tirado la toalla y se limitan a hacer lo que les mandan o lo que sabe que sus jefes van a entender, dado que la penetración de internet en las empresas españolas no ha alcanzado, en general, la mente de los directivos. Volvamos a Infojobs y miremos una oferta cualquiera de community manager. Los requisitos que se piden responden, como poco, a 4 perfiles distintos: Marketing, diseño gráfico, periodismo y diseño web. Todo en uno. Y a poder ser, por menos de 1.000 euros al mes. Obviamente con esos mimbres se hace un truño, no un cesto. Al final, como "es cosa de ordenadores" los perfiles informáticos se llevan la palma (palabras literales de un directivo: "lo de las redes sociales está bien, pero donde rentabilizamos el sueldo del CM es en su trabajo como webmaster"). Es decir, el marketing a tomar viento.
El problema es, y me temo que seguirá siendo, de mentalidad empresarial. Para la mayoría de las empresas de este país, internet sigue siendo un canal complementario, un territorio salvaje en el que mejor no armar mucho ruido no sea que nos vayan a poner verdes. La estrategia brilla por su ausencia, y sin estrategia lo único que se hace es cubrir el expediente. Es triste ver cómo la presencia online de muchas grandes empresas responde a la estrategia "estamos porque hay que estar, pero mejor no menearlo mucho".
Empieza a cundir entre los directivos de muchas empresas (a mí me lo han dicho varios en los últimos meses) la idea de que las redes sociales son un fracaso desde el punto de vista del marketing, y lo avalan con los pobres o nulos resultados en ventas que les ha proporcionado el hecho de contratar un CM o invertir en publicidad. Pero no es así. Las redes sociales en sí ni son buenas ni son malas. Son un canal de comunicación bidireccional. Lo que sí es un fracaso, y mayúsculo, es la aproximación que la mayoría de las empresas han hecho a esas redes. Pero es un fracaso de ellos, no del mensajero.
Excelente post Javier. Como todo en la vida, cuando surge algo nuevo, muchos se lanzan a la piscina sin pensar si hay agua o si está fría, se lanzan porque piensan que si no lo hacen igual pierden una oportunidad, pero se trata de la velocidad por la velocidad, sin ninguna reflexión ni estrategia como bien apuntas. El tiempo sin duda pondrá todo en su lugar y con profesionales de verdad que entiendan el funcionamiento real de las redes sociales en unos pocos años, nos encontraremos en un escenario mucho mas maduro y será entonces cuando se empiece a desarrollar el potencial de las redes sociales. Y nosotros amigo. Ahí estaremos ;)
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